Publicado: 22 de Junio de 2017

Desde que la demoledora maquinaria de la felicidad se puso en marcha, algunos han olvidado que la vida está hecha de altibajos, que todos los días no son de fiesta y que hay momentos en los que nos sentiremos mal, muy mal.


La malinterpretación y posterior popularización de la Psicología Positiva está dejando a su paso insatisfacciones, frustraciones, bloqueos y, en sentido general, un amargo sabor en la boca en aquellos que no logran atornillarse la sonrisa.


De hecho, existen algunos consejos de “autosuperación” que no son tan positivos como se piensa, sobre todo si se toman al pie de la letra. Algunos incluso podrían tener un efecto diametralmente opuesto y podrían estar arruinando tu vida.


1. Tú lo puedes todo


Existe una gran diferencia entre esforzarse y dar lo mejor de nosotros y pensar que lo podemos todo, o que todo depende de nosotros. De hecho, una de las máximas más importante que la Psicología ha tomado prestado del pensamiento griego es “Conócete a ti mismo”.


Eso significa que debemos conocer nuestras potencialidades y virtudes, pero también nuestras limitaciones y defectos. Cuando nos planteamos metas ambiciosas sin tener un buen autoconocimiento de base, corremos el riesgo de sentirnos inútiles y fracasados cuando no las alcanzamos, sobre todo si tenemos un pensamiento de todo o nada, y asumimos las experiencias en términos de derrotas o éxitos.


Por otra parte, esta idea puede generar un pensamiento ilusorio, que no se basa en la realidad sino en nuestras expectativas, lo cual nos aleja de la objetividad tan necesaria para que los planes se hagan realidad.


Por tanto, un buen consejo sería: “Espera siempre lo mejor, prepárate para lo peor y acepta lo que venga”." Recuerda que cada persona es diferente y no tienes por qué seguir los mismos objetivos que los demás. Además, lo más importante a veces no son los resultados, sino lo que vas logrando a lo largo del camino porque el crecimiento no se produce cuando llegas a la cima, sino mientras subes.


2. Sonríe, siempre


Es cierto que el pesimismo puede llegar a paralizarte y no es una sensación muy agradable, pero todas las emociones tienen su razón de ser y no son negativas en sí mismas. Por ejemplo, la tristeza te indica que estás yendo por mal camino y que hay algo que debes arreglar. 


A pesar de que en nuestra sociedad se han demonizado las emociones “negativas” hasta tal punto que intentamos ocultarlas y cuando nos preguntan cómo estamos siempre respondemos que bien, aunque no sea cierto, esos estados son señalizadores. Puedes pensar en las emociones “negativas” como en señales de tráfico que te indican que no debes seguir por esa calle o debes conducir con prudencia, si no estuvieran, nos resultaría más difícil cambiar de dirección y tendríamos que enfrentarnos a males mayores.


Por tanto, atornillarse la sonrisa no es la solución porque intentar esconder las emociones o negarlas solo hará que se enquisten. Psicólogos de la Universidad Estatal de Michigan analizaron el impacto de una sonrisa falsa en nuestro estado de ánimo. Dieron seguimiento durante dos semanas a un grupo de conductores y descubrieron que mientras más sonrisas fingían, peor era su estado de ánimo al regresar a casa, un estado de ánimo marcado por la irritabilidad, la ira y la tristeza.


No tienes que sonreír siempre, sobre todo cuando no tienes ganas de hacerlo. Esconder tus verdaderas emociones cuando te sientes mal porque eso no solucionará el problema sino que, al contrario, te añadirá más presión.


3. Piensa en positivo


Es cierto que el pensamiento positivo nos ayuda en muchas circunstancias, pero no es una fórmula mágica que se pueda aplicar a todo y a todos. También existe el optimismo tóxico. De hecho, psicólogos de las universidades de Waterloo y New Brunswick comprobaron que las personas de baja autoestima se sienten peor después de repetirse las frases positivas contenidas en muchos de los libros de autoayuda. 


Los investigadores les pidieron a personas con alta y baja autoestima que se repitieran a sí mismos frases positivas, después evaluaron cómo se sentían. Descubrieron que las personas con baja autoestima se sentían peor. 


El problema es que frases como "soy una persona amada", "tendré éxito" o "me acepto totalmente" tienen en esos casos un carácter contradictorio o irracional. En pocas palabras, no podemos engañar a nuestra mente de una manera tan burda, el hecho de que te repitas algo continuamente no lo convierte en verdad, es necesario un trabajo mucho más profundo. Además, este tipo de afirmaciones pueden hacer que te sientas como una farsa, lo cual dañará aún más tu autoimagen.


4. No te rindas, nunca


Hay un momento para perseverar y otro para abandonar. De hecho, la inteligencia consiste en saber cuándo es momento de persistir y cuándo hay que renunciar. Hay situaciones en las que rendirse es la mejor solución para nuestro equilibrio emocional y no es sinónimo de debilidad.


Perseverar, cuando un objetivo ha dejado de tener sentido o cuando las condiciones han cambiado demasiado es sinónimo solo de testarudez. De esta forma estarás destinando a un proyecto una energía valiosísima que podrías emplear en otras cosas que te satisfarán mucho más.


Por supuesto, no se trata de abandonar a la primera, pero debemos ser lo suficientemente maduros como para comprender cuándo estamos perseverando solo por el miedo a fallar o que los demás nos tilden de débiles o fracasados. La clave radica en no rendirse demasiado pronto ni aferrarse durante demasiado tiempo.


5. Debes ser feliz


Lo ideal es ser feliz, cuando somos verdaderamente felices nos sentimos satisfechos y serenos. Sin embargo, no podemos ser felices siempre. De hecho, la obsesión con la felicidad podría estar haciéndonos infelices. Diferentes investigaciones han demostrado que las personas que más se preocupan por ser felices, se vuelven más infelices y deprimidas. 


En un estudio desarrollado en la Universidad de Denver, los psicólogos les preguntaron a los participantes cuánto valoraban la felicidad y cuán importante pensaban que era trabajar para ser felices. Descubrieron que quienes ponían más énfasis en ser felices reportaron un 50% menos de emociones positivas, un 35% menos de satisfacción con su vida y un 75% más de síntomas depresivos que las personas que tenían otras prioridades.


Eso no significa que no debamos intentar ser felices, pero no hay que obsesionarse porque la presión por ser feliz es contraproducente. La felicidad está en las pequeñas cosas y es un estado asombrosamente fácil de alcanzar, basta saber fluir y apreciar lo que tenemos.



Fuentes:

Scott, B. A. & Barnes, C. M. (2011) A Multilevel Field Investigation of Emotional Labor, Affect, Work Withdrawal, and Gender. Academy of Management Journal; 54(1): 116-136.

Mauss, I. B. et. Al. (2011) Can seeking happiness make people unhappy? Paradoxical effects of valuing happiness. Emotion; 11(4): 807-815.

Wood, J.; Perunovic, W. & Lee, J. (2009) Positive Self-Statements: Power for Some, Peril for Others. Psychological Science; 20(7): 860-866.