Publicado: 25 de Julio de 2016


Mari Ángeles Martínez Negrillo, compañera de la Sección de Emergencias de Jaén, ha escrito este interesante artículo acerca de los niños y el verano. Muchos de vosotros os encontraréis en esta situación, época de largas vacaciones, menores en casa y necesidad de que los niños no pierdan sus hábitos. Os recomendamos la lectura de este escrito.              

                        Como bien sabemos, con la llegada del verano y el fin del curso escolar se abre el gran interrogante para muchas familias ¿Qué hacemos con los niños? Con frecuencia, supone un estrés añadido el hecho de tener a las hijas e hijos en casa todo el día, aumentando el tiempo que dedican en ver televisión, jugar con la tablet, ordenador, etcétera. Es por esto que, aplicando los pasos que a continuación se explican, obtendréis un verano más planificado, lo cual contribuirá a mejorar la calidad de vida del núcleo familiar. Lo primero que debemos tener en cuenta es que, a pesar de estar de vacaciones, los niños deben seguir teniendo responsabilidades, pues esto nos ayudará por un lado a educarlos en asumir responsabilidades y participar en la vida doméstica, y por otro, a mantener una disciplina que haga que la vuelta a la rutina en septiembre sea más llevadera.

¿Qué debemos hacer?: Comunicación: hablar con nuestros hijos e hijas sobre qué les apetece hacer durante sus “vacaciones”, que se sientan escuchados hace que aumente su motivación a la hora de planificar su tiempo. Valoración: una vez tengamos realizado una lista de aquellas cosas que les apetece hacer vamos a coger un sistema de clasificación, por ejemplo: ocio, deporte y responsabilidades. Es importante que cubran su tiempo con estas tres áreas, pues con el deporte conseguiremos que obtengan ganancias en cuanto a salud y gasto de energía, con el ocio sentirían cubierta su sensación de estar de “vacaciones” y mediante las responsabilidades mantenemos un equilibrio que es beneficioso en todo momento. Organización: es bien sabido que ningún niño va a poner en esa lista ,aquellas tareas a realizar en casa pero que son primordiales para su disciplina como por ejemplo: recoger la habitación, colocar su ropa.... Incluyendo dentro de esa área realizar los repasos que mamá y papá les pondrán a diario y que son buenos para mantener activo su cerebro.

Es por ello que los padres tienen que marcar estas tareas y dejarles claro cuáles son sus “deberes”, a pesar de estar de vacaciones. Cumplirlas deberá ir emparejado con las recompensas que pueden obtener de la lista que ellos han hecho. Las recompensas deben ser aquello que les gusta hacer sin que suponga un coste económico, por ejemplo: ir a la piscina o jugar con la tablet.

Una vez que ya tenemos todo esto bien fijado, es hora de poner horarios; debemos tener en cuenta que cada día el niño tenga tiempo para: Tareas domésticas (recoger la mesa, ordenar su habitación, ir a comprar el pan...). Tareas escolares (hacer ejercicios a modo de repaso una hora y media al día). Deporte (a poder ser algo que le guste al niño como por ejemplo natación o salir con la bicicleta). Ocio (estar con sus amigos, tiempo en familia o ver la tele). La parte de ocio es la última para asegurarnos que cumplen con las otras dos, que son aquellas que puede que le resulten más costosas de llevar a cabo.

Además, es importante tener en cuenta diversos aspectos. Desde el principio debemos dejar claro que este es el horario de verano y que a pesar de haber acabado las clases seguimos teniendo responsabilidades al igual que papá y mamá.

Hay que explicar este método de disciplina a las personas que se queden al cargo de los niños mientras los padres están trabajando. Ser constantes es fundamental para establecer una rutina, igual que reforzar constantemente a los niños conforme vayan realizando sus tareas. Hay que ser estrictos a la hora de dejar sin recompensa en el caso de que no cumpla el horario establecido. El horario debe ponerse en un lugar que sea visible cuando el niño se levante para que automáticamente visualice lo que tiene que hacer y dentro de qué horas.

Si cumplimos cada día con la planificación, obtendremos de beneficio un verano gratificante tanto para el niño como para los padres, además de una vuelta en septiembre a la rutina menos costosa y con la seguridad de haber mantenido una disciplina y un equilibrio en el desarrollo de los niños.