Publicado: 12 de Junio de 2017

Luis Moya Albiol y Denis ZamaroUniversidad de Valencia

El término “gestación subrogada” se aplica al proceso mediante el cual una mujer gesta y da a luz a un bebé de otra persona o pareja, que pasan a denominarse padres de intención. Es una técnica de reproducción asistida en la que la fecundación se realiza “in vitro” y, en el caso que no se pueda aportar todo el material genético, se recurre a una donación. La paternidad o la maternidad están estrechamente ligadas a la intencionalidad de ser padre o madre y no al vínculo biológico con el hijo, ni mucho menos al hecho de poder gestarlo. Esta técnica de reproducción es una opción para aquellas mujeres que tienen problemas físicos o de salud que les impiden gestar, para parejas gays y para varones sin pareja.

La innovación en las tecnologías de reproducción asistida, junto al aumento de la infertilidad y las nuevas estructuras familiares, están aumentando el empleo de la gestación subrogada como un medio para tener hijos. De hecho, en la actualidad miles de personas que quieren formar una familia acuden a países donde la gestación subrogada es legal. Sin embargo, realizar el proceso en otro país, sin tener la posibilidad de seguir el embarazo de cerca, lo hace estresante por la lejanía y la falta de control. Además, debido a ello, se trata de un proceso con un alto coste económico que no todas las personas se pueden permitir y que conlleva un alto coste emocional.

En muchas ocasiones el rechazo a la gestación subrogada se debe al desconocimiento. En Estados Unidos, el procedimiento está muy regulado legalmente desde hace décadas para que todas las personas implicadas tengan garantías y estén protegidas por la ley. En este sentido, las mujeres que deciden ayudar a otras personas a ser madres y/o padres tienen que tener independencia económica, una situación socio-familiar estable y al menos un hijo biológico. Pasan además por muchas cribas médicas y psicológicas, para garantizar su salud física y su equilibrio mental. También se lleva a cabo una evaluación psicosocial. 

Los criterios recomendados para ser una posible candidata a gestante son tener entre 21 y 45 años, haber tenido un embarazo previo sin complicaciones y no haber tenido más de cinco embarazos previos o tres cesáreas. A nivel social, es importante contar con una familia estructurada y una adecuada red de apoyo social. A nivel médico, también se realiza una evaluación completa, excluyendo todo tipo de patologías tanto a nivel genético como sistémico. Además, existen ciertos comportamientos de riesgo que excluyen la posibilidad de ser gestante, como el tabaquismo, el consumo de alcohol u otro tipo de actividades de riesgo, que deben ser discutidos con los padres de intención. El asesoramiento psicosocial a la gestante incluye al principio la necesidad de acuerdos con los padres de intención, la discusión acerca del protocolo médico, y un seguimiento progresivo acerca de la adaptación psicológica y social de la gestante y su entorno familiar al embarazo. 

El hecho de no estar relacionadas genéticamente (el óvulo utilizado en el “in vitro” no es de la gestante) facilita que puedan llevar a cabo su deseo, ayudar a otras personas a alcanzar la paternidad y/o maternidad. Ellas eligen con quién quieren hacerlo y cuentan siempre con el apoyo de sus familias. Una de las partes del proceso que más satisfacción produce a estas mujeres es ver la cara de los padres cuando cogen en brazos al bebé gestado por ellas en el mismo momento del parto. Exponen su cuerpo y ponen en peligro su salud por ayudar a otros a conseguir su sueño de ser padres. Según las investigaciones llevadas a cabo hasta el momento, la motivación que destaca como principal razón para iniciar el proceso de gestación subrogada es la altruista.

La investigación científica ha mostrado una adaptación positiva al proceso, además de beneficios, para todas las partes implicadas: la gestante, los padres de intención, y la descendencia. Es tanto así que se ha descrito mayor bienestar psicológico en personas que se han convertido en padres/madres a través de la gestación subrogada en comparación con aquellos que han utilizado la donación de óvulos o han seguido un proceso natural de concepción.

Por otra parte, no hay diferencias en las características psicosociales entre niños/as nacidos/as a través de la gestación subrogada y niños/as nacidos/as mediante concepción natural o donación de óvulos. Todo ello resalta los aspectos positivos de la gestación subrogada regulada. En este contexto se hace necesaria la realización de estudios adicionales, con el fin de analizar los factores psicosociales de riesgo y de protección para el bienestar de los miembros de la tríada, además de identificar los perfiles óptimos de gestantes para que el proceso sea un éxito.

El artículo completo puede encontrarse en la Revista 

Psychosocial Intervention

Ruiz-Robledillo, N., Moya-Albiol, L. (2016). Gestational surrogacy: psychosocial aspects. Psychosocial Intervention, 25 (3), 187-193.

Referencias:

Moya-Albiol, L. (2014). La empatía. Entenderla para entender a los demás. Barcelona: Plataforma.

Moya-Albiol, L. (2016). La empatía, el altruismo y la gestación subrogada. Boletín Son Nuestros Hijos (SNH), febrero, p. 12.