Publicado: 19 de Diciembre de 2021

Las falacias son argumentos que parecen válidos a primera vista, pero en realidad no lo son.​​ Todos caemos en su trampa. Algunas falacias se cometen de manera intencional para persuadir o manipular a los demás, mientras otras se cometen sin intención debido a descuidos en la lógica del pensamiento o a la ignorancia. La falacia de la pendiente resbaladiza es una de las más comunes y dañinas, aunque poco conocida, de manera que resulta difícil de detectar y desarmar.


¿Qué es la falacia de la pendiente resbaladiza?


Esta falacia se sustenta en la idea de que emprender la acción A nos arrastrará por una pendiente resbaladiza que nos conducirá inevitablemente a la acción B. Y, por supuesto, B es horrible. Por tanto, si no queremos terminar en el escenario B, lo mejor es no emprender jamás la acción A.


Básicamente, es un método sesgado de persuasión o manipulación que actúa como una advertencia contra un resultado que la persona que presenta el argumento no quiere que se materialice porque considera que es negativo o incluso perjudicial.


Sin embargo, en líneas generales este razonamiento suele ser incorrecto porque no brinda argumentos que demuestren que existe esa pendiente resbaladiza. En otras palabras, cuando la inevitabilidad no se demuestra, el razonamiento se convierte en una falacia.


La falacia de la pendiente resbaladiza se usa a menudo como «argumento» para detener propuestas revolucionarias, nuevas o diferentes que generan miedo en el poder o en una parte de la población, generalmente más conservadora. Por ejemplo, se ha recurrido a este argumento para impedir la legalización de la marihuana con fines medicinales. Los detractores de esta medida aducen que abriría el camino para la legalización completa de todo tipo de drogas y, por ende, conduciría a un aumento exponencial de un consumo dañino. Sin embargo, legalizar una droga con fines medicinales no implica de ningún modo legalizar el consumo de otras drogas dañinas.


La falacia de la pendiente resbaladiza también se ha usado contra la eutanasia voluntaria para indicar que se debería prohibir desde el inicio pues si no lo hacemos, tarde o temprano nos veremos obligados a aceptar otros tipos de eutanasia que son injustificables. Sin embargo, aceptar la eutanasia voluntaria para las personas en estado terminal no implica necesariamente aceptar otras formas de eutanasia.


Las leyes para el control de armas en países como Estados Unidos también se han encontrado con la oposición de los argumentos que hacen leva en la pendiente resbaladiza. Hay quienes afirman que si se impone cualquier tipo de control de armas, el siguiente paso será eliminarlas por completo. Y si eso sucede, no podrán defenderse de los ataques terroristas, en cuyo caso, los terroristas terminarán apoderándose del país. Obviamente, una cosa no conduce inevitablemente a la otra.


El riesgo y el miedo como elementos disuasorios


La falacia de la pendiente resbaladiza hace leva en el riesgo «inevitable» y el miedo que este genera. De esa manera, sus argumentos activan nuestro cerebro emocional y desactivan nuestro pensamiento lógico, impidiendo que valoremos de forma racional los riesgos.


Sin embargo, un riesgo no es más que la probabilidad de que se produzca un acontecimiento con un impacto negativo o de que determinados factores o decisiones aumenten las posibilidades de que ocurra. La vida es un riesgo, pero articular el discurso narrativo en torno a una concatenación de riesgos que no tienen necesariamente una relación causal implica generar miedo, ansiedad y rabia de manera innecesaria con el objetivo de manipular.


Cuando esos estados afectivos toman el mando se produce un secuestro emocional en toda regla y no podemos pensar con claridad. La mera posibilidad de que ocurra B nos resulta tan atemorizante que preferimos evitar A, aunque sea solo por un exceso de precaución.


Sin embargo, sucumbir a la falacia de la pendiente resbaladiza puede recluirnos en una zona de confort demasiado estrecha en la que nunca probamos nada nuevo ni nos atrevemos a emprender nuevos proyectos. A nivel social, esta falacia nos condena al inmovilismo, atándonos a valores conservadores y viejas formas de hacer las cosas que no prevén la natural evolución. Por tanto, ese comportamiento excesivamente cauteloso termina siendo desadaptativo.


¿Cómo detectar y desarmar la falacia de la pendiente resbaladiza?


La mejor arma que tenemos contra la falacia de la pendiente resbaladiza es el pensamiento crítico. El pensamiento crítico nos permitirá darnos cuenta de que no existe una relación lineal entre A y B. Sin embargo, para poder pensar con claridad primero necesitamos asumir una distancia psicológica que nos permita desligarnos emocionalmente de los argumentos que presentan las otras personas.


Si la perspectiva de B nos genera miedo y ansiedad, no podremos darnos cuenta de la falacia que esconde. Por ello, debemos preguntarnos: ¿Qué relación existe entre A y B? ¿Emprender la acción A conducirá inevitablemente a B? ¿Qué podemos hacer para evitar B? Debemos tener en cuenta que el simple “podría suceder” no es una respuesta válida. En su lugar, debemos prever los posibles desenlaces de la acción A valorando las posibilidades reales de que se produzca B.


En cualquier caso, debemos tener presente que no podemos descifrar el futuro, de manera que no es posible garantizar con un 100% de certeza que se producirá determinado acontecimiento. Además, a menudo entre la ocurrencia de A y B suele haber un lapso de tiempo en el que pueden intervenir diferentes factores que aumenten o disminuyan las probabilidades de que el evento indeseado se produzca.


La falacia de la pendiente resbaladiza asume que el proceso de transición entre A y B es directo y casi inmediato, no prevé la posibilidad de detenerse en medio. Sin embargo, en la vida real no siempre ocurre así. De hecho, a menudo tenemos la oportunidad de detenernos antes de llegar al punto de no retorno. Muchas veces podemos detener la transición entre los puntos inicial y final.


Todos los avisos de pendientes resbaladizas no son falaces


Vale aclarar que todos los argumentos de la pendiente resbaladiza no son intrínsecamente falaces. En algunos casos esa advertencia puede estar basada en una forma lógica de razonamiento indicando una alta probabilidad de que se produzca el evento indeseado.


Por ejemplo, pensar que si permitimos que las personas hagan fogatas en los bosques y las dejen desatendidas, es probable que acabemos con un incendio forestal de gran magnitud no es una falacia sino una previsión.


Para determinar si una pendiente resbaladiza es atendible o es tan solo una falacia hay que fijarse en todas las piezas que conducen al evento final (B) y la conexión entre ellas. Cuantas más piezas falten en esa pendiente, más desconectadas estén y más distancia exista entre el punto A y B, más probable es que se trate de una falacia.


Jennifer Delgado Suárez

Enlace: https://rinconpsicologia.com/falacia-de-pendiente-resbaladiza/

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