Publicado: 23 de Diciembre de 2019

Ser adolescente en nuestra sociedad tecnológica y exhibicionista no resulta nada fácil. Nunca lo ha sido, pero tal vez, hoy en día, aún resulte más complicado.

Por un lado, nuestros jóvenes tienen en sus manos una puerta abierta (de ida y vuelta) hacia millones de realidades y personas, lo que les expone a muchos estímulos (y peligros) y su intimidad, tan importante en esta etapa de plena maduración hacia la adultez, se ha visto reducida casi a la nada.

Por otro, vivimos en una sociedad que les infantiliza, les encierra en centros de estudios hasta edades bien avanzadas y casi no les ofrece oportunidades laborales para insertarse socialmente como adultos de pleno derecho, lo que les impide alcanzar el grado de autonomía necesario para independizarse física y mentalmente de sus progenitores.

En este artículo, para ponernos en la piel de los jóvenes actuales, te propongo el ejercicio de recordar cómo fue tu propia adolescencia:

  • ¿Cómo te sentías frente a tus cambios físicos?
  • ¿Te sentías comprendida por tus padres?
  • ¿Deseabas independizarte?

Si dedicas un momento a reflexionar, comprenderás que la adolescencia es una etapa que supone muchos retos a nivel corporal, familiar, social, académico, etc.

Los adolescentes actuales, nativos digitales, en mi opinión, aún lo tienen más difícil que otras generaciones anteriores. La sociedad (desde el colegio hasta Internet, pasando por la televisión o el cine) les anula y les unifica.

La presión social es un enorme tsunami que amenaza constantemente a los jóvenes. Viven en un entorno donde todos los compañeros siguen a los mismos youtubers, cantan las mismas canciones y hacen los mismos challenges. Resulta muy difícil ser uno mismo cuando te señalan como un bicho raro por no seguir la moda del momento.

El pasado verano, Marta me consultaba preocupada por encontrar la forma de reforzar la confianza de sus hijos, un muchacho de 15 años y una niña de 10. El mayor se veía presionado por sus compañeros y compañeras de instituto para que se depilase el pecho y las piernas, cuando él no quería hacerlo; y la pequeña, si quería tener temas de conversación con sus amigas, se veía obligada a maquillarse, ver determinados programas de televisión para adultos y a aprenderse las letras machistas de Maluma. La madre temía que la presión del grupo terminara minando la autoestima de sus hijos y afectando su personalidad.

Ante el panorama actual, si deseamos que nuestros hijos adolescentes crezcan seguros de sí mismos, tendremos que realizar un doble esfuerzo para contrarrestar todos estos efectos negativos a los que, por mucho que queramos evitarlo, se van a enfrentar.

La seguridad es un rasgo de la personalidad que se va forjando sólido desde la primera infancia bajo los cuidados responsivos de unos padres amorosos y respetuosos. Cuanto más protegidos y acompañados nos hemos sentido de pequeños, más fácil resulta crecer con una autoestima fuerte y estable.

Los niños criados con respeto, suelen ser adolescentes más maduros y seguros de sí mismos. Como decía María Montessori, hablando de la autoestima de los pequeños:

“Cuando un niño se siente seguro de sí mismo, deja de buscar aprobación en cada paso que da.”

Cómo reforzar la autoestima de los adolescentes

Los adolescentes transitan entre la infancia y la vida adulta, por lo que, con cada año que cumplen, se muestran más autónomos. Aunque sus amigos, paulatinamente, van jugando en sus vidas un papel más importante, aún existe un vínculo sólido con su familia. Los padres suponen para ellos una referencia fundamental y pueden hacer mucho por reforzar la autoestima de sus hijos.

Tener presente estos tres aspectos básicos, te ayudará a fortalecer la seguridad de tus hijos adolescentes y mejorará tu relación con ellos.

1. Confianza

Los adolescentes ya no son nuestros hijos pequeños. Tenemos que comprender que son personas en crecimiento, en proceso de maduración, que dentro de muy poco se convertirán en adultos autónomos con la potestad de tomar sus propias decisiones en la vida.

Para poder afrontar este futuro con seguridad, resulta fundamental que sientan que sus padres confían plenamente en ellos y que les apoyan en las elecciones que realizan.

2. Ellos son importantes

El mensaje que tenemos que transmitirles es que ellos son valiosos por sí mismosy que no necesitan sacrificar sus gustos o sus intereses para ser aceptados por los demás. Ensalcemos y hablemos con ellos sobre sus rasgos únicos, particulares y diferenciadores, para empoderarles y que, de esta forma, sean impermeables a las presiones y a los malos comentarios que puedan recibir por parte de sus compañeros.

3. Disposición

Siempre tenemos que estar dispuestos para escucharles y ayudarles cuando lo necesiten. Si desde que son pequeños estamos presentes y disponibles para atender a nuestros hijos, al llegar la adolescencia, los padres seguiremos siendo su primera referencia, la primera opción a la que acudir en el caso de que tengan algún problema.

Desde este verano, Marta está aplicando estos principios de crianza respetuosade adolescentes con sus hijos. Aunque no resulta un camino sencillo, los resultados ya están llegando. Su hija, ha dejado de interesarse por programas poco adecuados a su edad y ha retomado sus juegos más infantiles y acordes a sus necesidades. Por su parte, su hijo, sigue sin depilarse, pero ya no le afectan tanto los comentarios sobre su físico y ha cambiado de grupo de amigos.

Ramón Soler

Enlace: https://www.cuerpomente.com/blogs/ramon-soler/aumentar-autoestima-adolescentes_1869

Imagen: Adobe Spark Post