Publicado: 24 de Febrero de 2021

Los expertos los llaman nativos digitales. Son los niños y jóvenes nacidos después de 1990, que no conciben el mundo sin la tecnología y cuya participación en las redes sociales es mayoritaria.


Según una tesis publicada recientemente por la Universidad del País Vasco, los nativos digitales poseen nuevas habilidades respecto a generaciones anteriores, como la socialización, la inteligencia visual, la hipertextualidad o la capacidad para solucionar problemas por sí mismos.


Para ellos, Internet es la primera fuente de información y el medio ideal para comunicarse e interactuar con sus amistades. Tanto es así, que en un futuro las relaciones digitales podrían convertirse en la antesala o incluso en premisa indispensable de las relaciones físicas.


Tras la pandemia, muchas de las personas nacidas antes del paradigma principal están también cada vez más familiarizadas con estos entornos virtuales de relación, y cabe preguntarse en qué medida esta forma de contactar con los demás viene para quedarse y qué deberíamos tener en cuenta al respecto.


¿Quiénes somos en la red? ¿Cómo debemos relacionarnos en ella? ¿Podemos hacer verdaderos amigos?


¿Acaso no sería mejor invertir el tiempo en algo más productivo? ¿Acabará la red supliendo la verdadera vida social, la del contacto entre personas, la de la escucha, la de una convivencia real…?


¿Por qué estar en las redes?


Vivir en esta recién establecida sociedad tecnológica –donde el lenguaje, las normas y los hábitos de conducta son tan diferentes– ofrece una oportunidad de aprender tanto personal como profesionalmente.


El teclado del ordenador y el móvil sustituye a la voz, los gestos y las miradas. Y a través de la pantalla uno proyecta su vida, gustos y trabajo.


Pero, si bien en la red se tiene total libertad de expresión y la capacidad de hacer llegar un mensaje a cualquier rincón del mundo, su memoria es permanente. Cualquier paso queda registrado y a la vista de cualquier usuario. Y a la identidad real de cada uno se suma una identidad digital formada por la información que se vierte en la red.


Conocer este nuevo entorno y saber gestionarse en él evita sinsabores y amplía las posibilidades de comunicarse.


Los aspectos de las redes sociales que más valoran sus usuarios son: la capacidad de agrupar en un solo soporte a todos los amigos, enterarse de qué hacen, compartir fotografías, recibir información acerca de eventos, reencontrar viejas amistades y, por encima de todo, mantener el contacto con personas con las que no se puede hablar a menudo.


En este sentido, las redes sociales pueden salvar cualquier barrera temporal o geográfica. Tener una agenda apretada o residir en el extranjero (o, más recientemente, las restricciones impuestas por el coronavirus) ya no son impedimento para disfrutar de una vida social activa y al día.


Independientemente de si el motivo por el que se forma parte de una red social es mantener el contacto con las amistades, desarrollar un proyecto o divulgar información, existe una gran cuestión que subyace a todas ellas y que revela el porqué de su auge: la necesidad de comunicarse y el deseo de potenciar las posibilidades al hacerlo.


Así lo explica el sociólogo Javier de Rivera, investigador experto en comunicación on-line y redes sociales, para quien "el fenómeno de las redes sociales está muy relacionado con el proceso de individualización de la sociedad y con la falta de tiempo para establecer y disfrutar de las relaciones sociales".


Comunidades virtuales: espacios de crecimiento


Las redes sociales también tienen una faceta cultural. Las comunidades creadas en torno a una afición, causa social, campaña política, etc. proliferan en estas plataformas. Como en la vida real, se trata de grupos con un interés común que hacen posible el contacto entre personas y fomentan la participación activa y la cooperación.


Son muy populares en las redes sociales y la herramienta que permite al usuario encontrar a personas con inquietudes similares o crear debate acerca de determinados temas. La naturaleza de los grupos puede ser de lo más diversa y agrupar desde ex alumnos de una escuela hasta amantes de la filosofía.


Son, en definitiva, la manera de hacer nuevas amistades de gustos afines, pero también de definir los propios intereses. Además, siempre que uno se sume de forma comprometida, estos grupos pueden aumentar el sentimiento de pertenencia, ayudar a la autoafirmación y concienciar sobre ciertas causas.


"Algunos estudios psicológicos destacan la relación entre una personalidad más sociable y el uso de las redes sociales de internet, por lo que es posible que esta tecnología tenga efectos positivos sobre la vida social y ayude a la persona a relacionarse más y mejor", comenta Javier de Rivera.


Otra gran ventaja de las redes sociales es la posibilidad de aprovecharlas en el entorno laboral. A través de ellas se pueden iniciar fructíferas relaciones profesionales e intercambiar recursos.


Los riesgos de las redes: ¿cómo prevenirlos?


Si bien las redes sociales presentan muchas virtudes, como el apoyo a las relaciones humanas o laborales, la responsabilidad y la precaución son las mejores aliadas a la hora de evitar disgustos


Conviene informarse bien acerca de la política de privacidad de la red, establecer las opciones de seguridad de acceso al perfil (qué información se facilita y quién puede acceder a ella) y pensar antes de publicar cualquier contenido comprometedor, confidencial o personal.


También es bueno tener claro para qué y cuándo usar las redes sociales, de forma que no quiten demasiado tiempo ni desvíen de otras áreas importantes de la vida. Es importante tomar conciencia y distancia para valorar la actividad virtual en su justa medida.


1. Proteger la intimidad


En las redes sociales, cuando un usuario publica un contenido, los demás pueden comentar o elogiar lo que ha puesto. De hecho, muchas veces, el fin de compartir un texto, una imagen o un vídeo, suele ser el de agradar, por lo que las redes sociales se han convertido en una herramienta para la integración y la obtención de reconocimiento.


De cada uno depende establecer los límites entre la intimidad y el exhibicionismo.


La autoafirmación viene dada no por lo que es, sino a partir de lo que muestra públicamente, a sabiendas de que otros lo van a ver. Este intercambio de intimidades está modificando la forma en que una persona se presenta a sí misma. Esto favorece un voyeurismo y exhibicionismo que pueden crear cierta dependencia.


"Es complicado saber hasta dónde mostrarse", remarca Javier de Rivera. "Hay que saber qué público se tiene y mostrarse en consonancia. Las redes sociales convierten a la persona en una especie de famoso en miniatura y requieren una gestión de la imagen a la que muchos no estamos acostumbrados. Combinar la naturalidad y sinceridad con la prudencia es lo más efectivo".


2. Evitar el aislamiento


Hay otros riesgos ante los que conviene protegerse. Uno de los principales es el aislamiento, derivado de otorgar más peso a la actividad social en el entorno virtual que en el real.


"Las redes sociales dan la posibilidad de comunicarse más, pero quitan tiempo para disfrutar en persona de las relaciones sociales. Y, pese a que nos conectan con más gente, lo hacen desde una identidad digital que individualiza más", puntualiza Javier de Rivera.


"Es fundamental saber desconectarse una temporada para recordar cómo es la vida sin ellas y recuperar el contacto con la gente cercana y con uno mismo. Después de todo, las redes sociales son un fenómeno muy novedoso y aún no sabemos bien cuál es el efecto que tendrán en la sociedad y la vida de las personas", concluye el experto.


3. Reconocer las verdaderas amistades


El coleccionismo de amigos es otro peligro común. El procedimiento para añadir amistades es tan simple que a veces empuja a agregar a gente sin medida. No en vano, tener una larga lista de amigos virtuales es el modo de demostrar la propia popularidad en la web, que a su vez otorga a este hecho gran importancia y visibilidad.


"Las relaciones sociales pueden volverse más superficiales y perder parte de la intimidad. Es mejor reducir los contactos y mejorar la comunicación con ellos, que tener muchos y no saber qué decir", aconseja el sociólogo.


María Leach

Enlace: https://www.cuerpomente.com/psicologia/3-consejos-para-usar-redes-inteligencia-emocional_7706

Imagen: Adobe Spark Post