Publicado: 6 de Julio de 2017

Los niños son deliciosamente auténticos. Si algo no les gusta lo dejan patente, y cuando algo les gusta también. Sin embargo, poco a poco les enseñamos que no siempre es conveniente expresar su desagrado, enfado o disgusto de manera tan espontánea y directa.


En ese momento debemos ser muy cuidadosos porque podemos enviarles un mensaje erróneo y en vez de enseñarles a ser seguros de sí mismos, podemos hacerles sentir culpables por sus emociones. Los niños pueden comenzar a pensar que el cariño de los demás está supeditado a su comportamiento y, por ende, asumen que para obtener el amor que necesitan, deben aprender a esconder o reprimir sus emociones. 


No es algo positivo ya que la idea no es que se desconecten de sus emociones sino que aprendan a expresarlas de manera más asertiva. El niño que pierde el contacto con sus emociones pierde una parte de su identidad y se siente más inseguro de sí mismo.


Más adelante, alrededor de los 7 años, los pequeños empiezan a preocuparse por las opiniones de sus coetáneos. Les interesa ser aceptados en el grupo, por lo que pueden sentirse mal si creen que no encajan y pueden renegar de algunas de las cosas que les gustan o intentar esconder algunos de sus rasgos de personalidad para satisfacer a los demás.


En esta etapa es crucial que los pequeños comprendan que cada persona es única en el mundo. Y que en esa unicidad reside precisamente su valor. Los niños deben entender que lo que ellos tienen, cualquiera lo puede tener, pero lo que ellos son, nadie más lo puede ser. Deben entender que solo pueden aportarle valor al grupo cuando son auténticos.


Sin embargo, no siempre es fácil enseñar a los niños a ser seguros de sí mismos. En ese caso, los libros ilustrados pueden convertirse en una excelente herramienta para desarrollar la autoconfianza, autoestima y autenticidad desde pequeños.


1. Un caso grave de rayas, de David Shannon 


A Camila Flan, la protagonista del cuento, le encantan las habas pero nunca las come porque como a ningún otro niño le gustan, ha decidido que ella no puede ser diferente. Como podréis imaginar, su afán por gustar e intentar ser como los demás no se limita a la comida.


De hecho, la historia de este libro ilustrado comienza el primer día de colegio, con Camila probándose cuarenta y dos trajes diferentes. Sí, ¡cuarenta y dos trajes! porque quiere encontrar uno que impresione a todos. Sin embargo, en una de sus muchas visitas al espejo descubre horrorizada que su piel está cubierta de rayas multicolores. 


La madre llama al doctor para que la examine pero este no sabe qué le sucede. El problema empeora porque cuando Camila toma una píldora, adquiere el color de esta, si canta el himno nacional adquiere los colores de la bandera…


Obviamente, el problema de Camila no está en su piel, es mucho más profundo. Y se solucionará cuando la niña comprenda que no tiene que agradar a todo el mundo sino encontrar su propia identidad y aprender a ser más segura de sí misma.


2. Te quiero (casi siempre), de Anna Llenas


Se trata de un libro ilustrado con una enseñanza tan importante que también deberían leerlo los adultos. Habla del amor incondicional, de la importancia de aceptar las diferencias y de ser conscientes de nuestros defectos.


La historia versa sobre Lolo, un bicho bola fuerte, resistente y práctico que siempre tiene los pies en la tierra y es un maniático del control. Su co-protagonista es Rita, una preciosa luciérnaga delicada, brillante e imaginativa a la que le encanta improvisar.

Así descubrimos a dos personajes antagónicos que se gustaron tanto precisamente por esas diferencias. El problema es que “de repente un día Rita nota que el traje de Lolo es demasiado duro… y Lolo se da cuenta de que Rita brilla demasiado”. 


Las cosas que antes les parecían maravillosas del otro, comienzan a no ser tan apreciadas y se transforman en obstáculos que los separan. Sin embargo, al final logran encontrar un equilibrio sin renunciar a su forma de ser, de manera que ambos pueden seguir disfrutando de su compañía y ser auténticos.



3. Todos menos uno, de Éric Battut


El protagonista de este libro ilustrado es un pequeño guisante que, como el resto de sus iguales, tenía que permanecer quietecito en la vaina en la que le había tocado nacer. Pero nuestro guisante no quería ser como los demás, así que un día hizo acopio de valor y abandonó la vaina con un objetivo en mente: recorrer el mundo para descubrir quién quería ser en realidad.


A lo largo del viaje encuentra a muchos animales y en todos ellos ve cualidades excepcionales que él desearía tener. Le gustaría tener la belleza de los pavos reales, la fiereza del león, el aspecto imponente del elefante… Y nuestro guisante se esfuerza mucho por conseguirlo.


Sin embargo, cuando decide regresar con su familia, los guisantes ven su aspecto y se burlan de él. El final no os lo cuento para no arruinaros la sorpresa, pero basta saber que nuestro pequeño guisante asumió su identidad y sus diferencias para darle un sentido maravilloso a su vida, como deberíamos hacer todos.



4. Cuervo, de Leo Timmers

Se trata de un libro ilustrado muy divertido que no solo aborda las diferencias sino también la necesidad que todos tenemos de sentirnos queridos y amados. Cuervo, el protagonista de la historia, siempre estaba solo porque el resto de las aves huían al verlo. Él no entendía el motivo puesto que solo quería tener amigos.

Un buen día, vio a una cotorra, un pinzón y un herrerillo de vivos colores jugando y quiso unirse a ellos pero estos volaron despavoridos. Cuervo oyó como decían: “¡Negro! Es negro como el carbón, ¡de la cabeza a la cola! ¡Ni una manchita de color! ¡Debe ser horrible!”.


Ni corto ni perezoso, Cuervo tomó varias latas de pintura y se dibujó las plumas de colores brillantes pero los otros pajarillos le reconocieron y volvieron a salir despavoridos. Cuervo se quedó solo y lloró tanto que sus lágrimas borraron la pintura. 


No os cuento el final pero ocurre algo que hace que Cuervo aprenda que para que lo acepten no es necesario fingir lo que uno no es. Y los otros pajarillos también aprenden que no se debe juzgar a los demás por las apariencias.



5. El rebaño, de Margarita del Mazo


Se trata de un libro ilustrado fantástico y divertido, incluso para los adultos, que nos deja una estupenda lección de diversidad, libertad individual y respeto al prójimo. De hecho, es uno de esos libros que también dejan reflexionando a los adultos. Y es probable que más de uno se vea reflejado en el personaje principal.


Este libro ilustrado versa sobre unas ovejas, las ovejas que contamos para conciliar el sueño. Y el protagonista es precisamente una de las ovejas del rebaño que ayudaba a Miguel a dormir por las noches. La vida de aquellas ovejas era muy sencilla: pasear, comer, dormir y ayudar a las personas a conciliar el sueño. Todo estaba perfectamente programado: primero saltaba una oveja, luego la siguiente, y así sucesivamente…


Sin embargo, un buen día, cuando Miguel se puso a contar ovejas, estas descubrieron que la número cuatro había desaparecido. La oveja se había escondido porque no le apetecía saltar la valla, estaba cansada de hacer siempre lo mismo, de tener que seguir un guión donde no tenía ningún poder de decisión.


El resto del rebaño se quedó boquiabierto: aquel comportamiento no era propio de una oveja, no aparecía en su manual de instrucciones. Así que se decidieron convencer a la oveja descarriada por todos los medios. Pero esta se mantenía firme en sus trece. 


Cuando ya parecía que el pobre Miguel no dormiría nunca más en su vida, todo cambió gracias a la visita de un cartero que llevaba un sobre para la oveja número cuatro. No os arruinaré el inesperado final, que no dejará indiferente a nadie, pero podréis daros cuenta de que se trata de una profunda crítica a la sociedad que intenta que todos encajen dentro de ciertos patrones y estereotipos, donde quien se desvía a menudo es calificado como la oveja negra.