Publicado: 3 de Abril de 2020

Teletrabaja lo que puedas. Aunque al principio parezca un fastidio seguir con tus tareas cotidianas mientras el mundo se adentra en lo desconocido, mantener la mente ocupada te protegerá. Los psicólogos sostienen que focalizar la atención en algo es una forma efectiva de hackear nuestro cerebro y distraerlo del sufrimiento.

Haz al menos una videollamada al día.Mantener el contacto con amigos y familiares es de primero de supervivencia psicológica. "Es un amortiguador de estrés", apunta el psicólogo Manuel Oliva. La pandemia ha dejado claro, por si a alguien le quedaban dudas, que Internet no es un lujo, sino una necesidad.

Muévete. No sabemos el tiempo que durará esto, y permanecer sentadodurante horas haría un flaco favor a tu salud. Hay muchas rutinas que pueden hacerse en casa sin apenas instrumentos. Te recordamos algunas de ellas: con el peso del cuerpopara los que andan muy liadoscon las escaleras de casa (si las tienes dentro de tu vivienda) o la más sencilla de todas si nunca antes has hecho ejercicio. También puedes buscar inspiración en los influencers (buenos) de Instagram, que los hay.

Juega con tus hijos. Pero tampoco te sientas mal por encenderles la tele más de lo habitual. Vivimos una situación de emergencia y las soluciones han de ser excepcionales. Por suerte, no todos los dibujos destrozan la imaginación de los niños.

Lee. Ficción, poesía, periodismo, ensayos… Lo que sea. En Twitter hay decenas de hilos con recomendaciones literarias. Y la ciencia ha refrendado que un chute frecuente de literatura aumenta la inteligencia emocional… que nos va a hacer mucha falta.

Mantén tu entorno limpio y ordenado.Cuando contamos que vivir en el caos era un síntoma de genialidad, quizás olvidamos añadir la excepción de una cuarentena. Y no olvides pasar el paño a la televisión, uno de los lugares de la casa que más higienizan los microbiólogos.

Súmate a los aplausos del balcón y piensa en el colectivo. Sentirse parte de una comunidad aliviará la zozobra. Y no te autocensures por llantinas repentinas: ser de los que no se preocupan nunca por nada es un claro síntoma de egoísmo. Plantéate si de verdad necesitas llamar a ese rider o, en caso de tener empleados domésticos, cuál es el modo más justo de comportarte con ellos.

Cuida a los que te acompañan. La situación es extrema para todos. Si no vives solo, un "¿cómo estás hoy?" o "dime qué puedo hacer por ti" a tiempo evitará nuevos problemas cuando esta pesadilla acabe. En la ciudad china de Xi'an, las solicitudes de divorcio alcanzaron su récord después de la cuarentena.

Cocina. Es un buen momento para reconectar con el oficio de las perolas, sobre todos aquellos que no tengan hijos o se hayan visto forzados a dejar de trabajar. Hay mil trucos para aprovechar las sobras y no tener que bajar cada día al supermercado. Cuando lo hagas, evita las compras del pánico.

Limita el tiempo de las pantallas. El Colegio de Psicólogos de Madrid recomienda evitar la sobreinformación, pues puede aumentar la sensación de riesgo y nerviosismo.

No te refugies en el alcohol. Es un falso amigo: en un primer momento puede parecer una herramienta útil para la evasión, pero acaba generando más ansiedad que otra cosa. ¿Ni una cerveza al día? Lee esto.

Permanece atento a tus síntomas. El autocuidado es un modo de comprometerse con esta descomunal batalla. Si el termómetro marca una temperatura alta y/o tienes una tos seca propia de la enfermedad, llama a los servicios de emergencia de tu comunidad. 37 ºC no se considera fiebre.

No pongas fechas. Es un consejo del marino @angabantxo, cuyo hilo de Twitterse ha hecho viral en los últimos días "Siempre planéate que vas a volver a la normalidad en más tiempo del previsto. Si te mentalizas en que todo se acaba el 1 de abril y luego se alarga al 5, esos 4 días serán un infierno", propone.

Nos vemos pronto (y será en las calles). Cuidaos.

Ana G. Moreno

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