Publicado: 5 de Marzo de 2018

¿Qué hace que temamos tanto miedo al miedo? ¿Qué es el miedo? ¿A qué tenemos miedo? ¿Qué nos puede aportar? Esto y mucho más si sigues leyendo.

¡Qué palabro! MIEDO… ¿Qué cualidades dirías que tiene?

Persistente, amenazador, saboteador, presente, … ¡Si hasta lo he escrito en mayúsculas! y es que también suele ser grande, duradero, …. y, si me permites, añadiría una cualidad más que nosotros mismos le otorgamos: PODEROSO.

¿Y sabes qué mas es? REVELADOR. Si le hacemos caso, si le escuchamos, podemos aprender tanto de él… ¿Sabes por qué existe el miedo?

Pues porque tenemos cerebro. Sí. Y una parte de él es el cerebro límbico, almacén de nuestras emociones y recuerdos. En él se encuentra la amígdala, que se activa ante diferentes emociones, como el miedo, la rabia, el amor…

Gracias miedo por existir, es señal de que tengo amígdala, cerebro límbico, cerebro en su totalidad, y gracias a él pienso y siento. ¿Quién puede tener miedo?

Las personas, cierto, y también las organizaciones, las empresas, los equipos. Y es que cuando un equipo o una empresa tiene miedo a fracasar, tiene un comportamiento prudente. Cuando un equipo tiene miedo a que le rechacen, tiene un comportamiento sumiso. ¿Te lo habías planteado?

Antes de continuar, me gustaría hacer un inciso en las dos categorías de miedo que existen: biológico y mental.

Categoría 1: miedo biológico

Está relacionado con la supervivencia. Gracias a este tipo de miedo nos mantenemos alerta en situaciones realmente peligrosas. Quizás no vayas mucho por la selva a fotografiar leones, con lo que si nos situamos en situaciones más cotidianas… ¿cuántas veces cruzas la calle en rojo? ¿Cómo te sientes cuando tienes que adelantar a otro coche y se acaba la raya continua a la vez que otro vehículo se va acercando por el carril contrario?

¿Se te ocurre una situación en la cual empatizamos tanto con el otro que vivimos con él estas situaciones de miedo? Pues sí, nos puede ocurrir también cuando vemos películas calificadas como películas de terror.

¿Qué te ocurre en esos momentos? Entra la adrenalina en acción, entra la concentración, en esos momentos sí estamos presentes, en lo que llamamos “aquí y ahora”.

¿Y cómo conseguimos este comportamiento? Respondemos ante situaciones adversas con rapidez y eficacia debido a un mecanismo de defensa, de supervivencia. Tememos morir, ser atropellados, tener un accidente, que nos ataquen,… y gracias a este miedo, nuestra alerta aumenta y nos defendemos.

Ahora bien, si éste era el miedo categorizado como miedo biológico, vamos a por la segunda categoría.

Categoría 2: miedo mental

Éste es el complicado. El quid de la cuestión. Seguramente el que se te vino a la mente al leer el título. Y es que estamos tan familiarizados con él, que es el primero en el que pensamos. Éste es el que nos lleva “de quicio”.

Tampoco es tan diferente al anterior, al miedo biológico, pues es un estado afectivo o emocional necesario para la correcta adaptación del organismo al medio. El punto es que este miedo nos provoca angustia y ansiedad y en ocasiones en gran medida, de modo que nos bloquea y no nos permite avanzar.

¿De dónde vienen los miedos?

Básicamente de las creencias que nos autoimponemos. Estas creencias pueden venir de la experiencia (internas) o de la sociedad, cultura (externas).

¿Cuántas veces habéis oído a una madre decir a un niño: “Te vas a caer”? Repitiendo esa frase día tras día, el niño acabará cogiendo miedo a caerse. Sería un ejemplo de creencia interna.

Culturalmente, por ejemplo, podemos tener miedo a emprender, a ser autónomos, a montar nuestro propio negocio. ¿Por qué? Por la creencia social de la era industrial, dentro de poco ya pasada, en la cual trabajar para una empresa (o incluso ser funcionario!) con un sueldo estable, era lo mejor, “era lo que tocaba”. Esta creencia no nos está haciendo ningún bien ahora que ese pilar de empresas a las que pretendíamos resultar atractivos, no tiene medios para contratarnos. Sería un ejemplo de creencia externa.

¿Y qué miedos existen?

En realidad, existen los siguientes tipos de miedo: Miedo a la pérdida material, Miedo a la soledad, Miedo a no ser valorado, Miedo al rechazo, Miedo al fracaso, Miedo a la pérdida de poder, Miedo a la no supervivencia.  En resumen: Miedo al cambio.

De nuevo, gracias miedo por existir, porque gracias a ti detecto que necesito cambiar y avanzar.

¿Recuerdas la Pirámide de Necesidades de Maslow?

Escribí el artículo Las necesidades humanas… 2.0 ¡Sí, también las tuyas! en el cual hablaba de ella. Podríamos decir que estos miedos están vinculados a las necesidades humanas, y cada uno protege una faceta de nuestras necesidades, así como el miedo biológico, del que hablábamos anteriormente, protege nuestra vida.

Por ejemplo: el miedo a la soledad, está vinculado a la necesidad de la pertenencia al grupo. Te dejo el ejercicio de vincular el resto de miedos a sus necesidades. ¡Cuéntame qué descubres!

Y ahora te propongo un ejercicio… ¡A deshacerte de tu miedo!

Ahora piensa en un miedo tuyo. ¿A qué categoría pertenece? ¿A qué tipo? Y ahora que lo tienes clasificado, ¿qué es lo que intenta proteger realmente?

¡Bien! ¡Ya has dado con ello! Ahora… comienza a “desgranar” qué es lo que hace que temas por ello. Qué factores pueden influir en que ocurra lo que temes, y comienza a trabajar en ellos. Qué recursos tienes para poder evitar cada uno de estos puntos, qué experiencias previas has tenido en las que te puedas basar para superar o trabajar cada uno de estos factores.

Sigue. Sigue. Y al final, observa el ejercicio. ¿Cómo te sientes? ¿Cómo es ese miedo ahora? ¿De qué te has dado cuenta? Y es que tú, y solamente tú, eres quien puede mirar cara a cara a tu miedo.

Así, que TÚ DECIDES. Comienza con el ejercicio propuesto si quieres, o sigue con ese miedo, que tienes ya calentito calentito y se encuentra tan a gusto contigo.

Piensa en lo que puedes llegar a conseguir una vez hayas superado tu miedo y lo que te habrás ido demostrando por el camino.

Carme Fernández

Enlace: http://psicopedia.net/265/deshazte-de-tu-miedo/amp/