Publicado: 27 de Marzo de 2019

¿Eres de las personas que dice lo que piensa o prefieres guardarte tus opiniones para estar en sintonía con la masa? Hay quienes se sienten cómodos siguiendo al grupo. Compran lo que compran los demás, ansían lo que ansían los demás y se dejan influenciar por las opiniones ajenas. Otros, al contrario, se sienten incómodos siguiendo al rebaño. Quieren diferenciarse. Están hartos de esa homogeneidad que nos desdibuja como personas únicas.

Esas personas, llamadas inconformistas, tienen una elevada necesidad de singularidad. Experimentan un estado psicológico en el que se sienten indistinguibles de los demás, el cual motiva actos compensatorios que le permitan reestablecer ese sentido de unicidad.

Entonces, en un alarde de rebeldía, toman decisiones muy diferentes de las que dictan las normas. Sin embargo, tarde o temprano descubrirán que esas decisiones en realidad son menos originales de lo que pensaban ya que, al ser compartidas por otras personas inconformistas, terminan convirtiéndose en una moda.

¿Qué es el efecto hípster? 

El efecto hipster, o efecto inconformista, se refiere a un fenómeno contraintuitivo mediante el cual las personas que se oponen a la cultura dominante terminan luciendo igual ya que toman decisiones muy similares. En práctica, la acción compensatoria para recuperar la individualidad termina conduciéndoles precisamente a la indiferenciación. De esta manera, la decisión reivindicativa termina perdiendo fuerza, convirtiéndose en una moda que los atrapa en el escenario del que pretendían escapar. 

¿Cómo se produce el efecto hípster? 

Investigadores de la Universidad Brandeis analizaron cómo influye en el comportamiento de las personas la manera en que se transmite la información a nivel social. Llegaron a la conclusión de que nuestra sociedad está compuesta por dos grandes grupos: 

1. Los conformistas, que copian a los demás y siguen las reglas, personas que se sienten incómodas con la novedad y prefieren tomar decisiones que otros han testado con anterioridad. 

2. Los inconformistas, que intentan cambiar las reglas y separarse ostensiblemente de las tendencias sociales reafirmándose como personas con una identidad propia. 

El problema es que, al oponerse a la corriente principal, la mayoría de los inconformistas terminan pareciéndose. En un primer momento esos inconformistas actúan de manera aleatoria pero a medida que se va difundiendo la información, otras personas que se identifican con esa forma de pensar, toman esas mismas decisiones y se produce una sincronización que convierte lo único en idéntico, el grito de protesta en tendencia, la revolución en restauración. Así esa acción pierde su carácter reivindicatorio para convertirse en un seguir a la masa. 

Un ejemplo muy claro fueron los primeros hipsters que se dejaron la barba para diferenciarse de aquellos hombres que seguían las reglas e iban perfectamente afeitados. También lo son aquellos que, renegando de la moda de masas, apostaron por las prendas vintage. Hoy esos gritos de rebeldía se han convertido en la nueva moda, dejando de ser signo de originalidad.

Los peligros del conformismo


Solemos pensar que ser conformistas y seguir a la masa es la opción más segura. Pensamos que la sensación de incomodidad con el hecho de ser los únicos disidentes nos motiva a conformarnos para aliviar ese malestar. En algunos casos es así. Sin embargo, psicólogos de la Universidad de Búfalo descubrieron que en realidad el conformismo nos pasa una elevada factura a nivel psicológico y fisiológico.



Estos investigadores pusieron a personas en diferentes escenarios, en algunos casos podían afirmar su individualidad y expresar abiertamente su desacuerdo y en otros casos tenían que adaptarse a la opinión política del grupo.



Descubrieron que en las personas asignadas al "grupo conformista", que no podían expresar su desacuerdo, se activó una respuesta de amenaza cardiovascular caracterizada por un bajo gasto cardíaco y una alta resistencia periférica total. En otras palabras: cuando tenían que plegarse a opiniones con las que no estaban de acuerdo, disminuía la confianza en sí mismas y se sentían amenazadas, lo cual activaba una respuesta de ansiedad.



Al contrario, aquellas personas que fueron asignadas al "grupo anticonformista" y que podían defender sus ideas, vivieron la experiencia de manera positiva, desafiante y vigorizante.



El estudio indica: "

Cuando el objetivo de las personas es encajar en un grupo con el que no estaban de acuerdo, sus respuestas cardiovasculares mostraban un estado de amenaza psicológica. En contraste, cuando el objetivo era ser un individuo dentro de un grupo que no estaba de acuerdo con sus ideas, las respuestas cardiovasculares eran consistentes con las de un desafío.

"Es cierto que esas personas debían esforzarse por alcanzar su objetivo, pero cuando se experimenta un desafío solemos sentirnos más fortalecidos que abrumados. Solemos centrarnos en lo que podemos ganar, más de en lo que podemos perder

".



Esto nos confirma que ir por la vida sometiéndonos continuamente a las normas, acallando nuestra opinión para no desentonar, no solo nos lleva a perder nuestra individualidad sino que además nos hace vivir permanentemente en un escenario amenazante que terminará pasando factura a nuestra salud.

¿Cómo escapar del efecto inconformista? 

Jonathan Touboul, el investigador que acuñó el término efecto hipster, indica que es más probable que terminemos pareciéndonos a los demás cuando nos enfrentamos a decisiones binarias. ¿Con barba o sin barba? ¿Con iPhone o sin iPhone? ¿Ropa de moda o vintage? 

Eso significa que, en el fondo, ese inconformismo es superficial ya que sigue estando determinado por las opciones que brinda la sociedad, que generalmente son en términos de bueno o malo, blanco o negro, derecha o izquierda. Esas acciones de reafirmación personal son como la expresión de rebeldía de un esclavo que no se ha liberado de su yugo porque continúa moviéndose dentro los límites de la libertad concedida.

El filósofo alemán Max Stirner nos brinda dos ideas fundamentales que nos permitirán escapar del efecto hipster: 

1. Conócete. “Abandonen sus esfuerzos hipócritas, esa manía insensata de ser otra cosa que no son. Conózcanse a ustedes mismos”, decía. Necesitamos entender que somos únicos y aprender a valorarnos por lo que somos, siendo conscientes de nuestras auténticas necesidades y deseos. Se trata de un viaje interior en la búsqueda de esa esencia que probablemente ha quedado enterrada bajo las expectativas sociales que, de una manera u otra, hemos hecho nuestras pero que nos conducen a desarrollar un limitado pensamiento dicotómico. 

2. Libérate. Toda libertad es, en la plena acepción de la palabra, esencialmente una autoliberación”, escribió Stirner. Cuando te conoces a ti mismo, te aceptas y valoras por lo que eres, ocurre un cambio paradójico porque no sentimos la imperiosa necesidad de demostrar al mundo ese inconformismo, de autoafirmarnos como individuos. La auténtica libertad implica una liberación interior. Sabemos lo que valemos y eso nos basta, dejamos de experimentar la necesidad de demostrarlo continuamente.

Y ese, es un viaje que vale la pena emprender.

Jennifer Delgado Suárez 

Enlace: https://www.rinconpsicologia.com/2019/03/efecto-hipster.html?m=1

Imagen: Adobe Spark Post