Publicado: 13 de Febrero de 2018

Si tienes un hijo adolescente y a veces te parece que no te escucha cuando le hablas, no te lo estás imaginando, a confirmarlo llega un grupo de neurocientíficos de las universidades de Harvard, Pittsburgh y California, quienes analizaron qué sucede en el cerebro de los adolescentes cuando sus madres les reprenden, critican o se lamentan de sus comportamientos.

Las quejas y los reproches maternos actúan como un interruptor en el cerebro adolescente

Los investigadores trabajaron con adolescentes de una edad media de 14 años, quienes escucharon durante apenas 30 segundos una grabación en la que sus respectivas madres les criticaban, reprendían o reprochaban por algo que habían hecho. Mientras las escuchaban, los neurocientíficos escaneaban sus cerebros.

Las grabaciones contenían reproches bastante habituales en la mayoría de los hogares, como por ejemplo: “¿Cuántas veces tendré que decirte que te quites los zapatos al entrar a casa y no los dejes tirados? ¡Recógelos y llévalos a tu habitación!”.

Los neurocientíficos se enfocaron en tres redes cerebrales específicas en el cerebro de los adolescentes: las áreas relacionadas con el procesamiento de las emociones negativas, como el sistema límbico; las áreas involucradas en la regulación de las emociones, como la corteza prefrontal; y las áreas que intervienen en la comprensión de la perspectiva de otras personas, como la conjunción de los lóbulos temporal y parietal. 

En práctica, analizaron qué sucedía en estas zonas del cerebro mientras los adolescentes escuchaban las quejas de sus madres, en comparación con otras grabaciones en las que escuchaban a sus madres hablar de cosas irrelevantes y aburridas, como las compras.

¿Qué descubrieron?

Cuando los adolescentes escuchaban las reprimendas de sus madres en sus cerebros se apreciaba una mayor actividad en las zonas involucradas en emociones negativas, lo cual no es sorprendente ya que a nadie le gusta que le critiquen o reprendan. Sin embargo, lo interesante fue que también disminuía la actividad en las zonas relacionadas con el control emocional y la empatía. Y esos cambios se mantenían tiempo después de haber escuchado la reprimenda.

Esto sugiere que, como respuesta a las quejas maternas, los adolescentes simplemente “apagan” el el procesamiento social, lo cual significa que no intentan ponerse en el lugar de sus padres para poder comprender su punto de vista.

La disminución de la actividad cerebral en las regiones involucradas con la mentalización y la toma de perspectiva podría explicar por qué surgen tantos conflictos con los adolescentes y es tan complicado solucionarlos, así como el hecho de que a menudo hagan oídos sordos ante las peticiones de sus padres.

¿Por qué lo hacen?

Una explicación alternativa podría ser que los adolescentes “apagan” esas zonas del cerebro como un mecanismo de defensa autoprotector, para detener el conflicto y que no se produzca una escalada de tensión. De hecho, los investigadores comprobaron que los adolescentes que dijeron que sus padres eran más comprensivos, también eran quienes solían mostrar una mayor inhibición ante las críticas y los reproches.

¿Cómo “hackear” el cerebro adolescente?

A nadie le gusta que le critiquen y reprendan, las críticas suelen generar una reacción defensiva, ya sea despertando el enfado o, como hacen los adolescentes, desconectándose de la situación.

La mejor manera para evitar este efecto consiste en no criticar sino proponer soluciones directamente, en vez de centrarnos siempre en las cosas negativas. Por ejemplo, en vez de lamentarte porque tu hijo ha dejado los zapatos en el salón, dile directamente qué esperas de él: “Me gustaría que recogieras tus zapatos y los llevases a tu habitación”. Es una frase más neutra a nivel emocional que encierra una solución.

Por tanto, no reproches, dialoga. No critiques, ofrece soluciones. Vuestra relación mejorará notablemente.

Jennifer Delgado Suárez 

Enlace: https://www.rinconpsicologia.com/2018/02/cerebro-adolescentes-desconecta-criticas-maternas.html?m=1