Publicado: 17 de Abril de 2019

El papel del cerebro en el control del peso es definitivo. Eso es lo que han concluido varios neurocientíficos al respecto. Por supuesto, no es el único factor, pero sí uno de los esenciales. El apetito en el ser humano no siempre se desata o se pierde por factores exclusivamente físicos y fisiológicos.

El tema del peso corporal es una de las grandes preocupaciones en la actualidad. Para las personas comunes y corrientes, porque cada vez tenemos cánones de estética más severos. Para los médicos, porque la obesidad es un factor de riesgo para cientos de enfermedades, así como lo es la excesiva delgadez.

“Comer es una necesidad, saber comer es todo un arte”.

-La Rochefoucauld-

Hay miles de personas en el mundo que hacen dietas, con la esperanza de bajar algunos kilos. Sin embargo, no siempre les funcionan. Y las que funcionan a unos, a veces no a otros no. Esto se debe, en gran medida, a que no se toma en cuenta el rol del cerebro en el control del peso. ¿De qué se trata esto? Veamos.

El hambre es un fenómeno complejo

Hasta hace un tiempo se hablaba del hambre como una simple contracción de estómago, que se producía cuando un organismo no había ingerido alimento. Se decía que el cuerpo era como una máquina simplemente: necesitaba combustible para funcionar. Y si gastaba ese “combustible”, debía reponerlo.

Hoy se sabe que el tema es más complejo y que hay una influencia del cerebro en el control del peso. Una cosa es el hambrey otra la conducta alimentaria. Hay estudios en los que se muestra que las personas siguen sintiendo hambre, aunque por razones médicas les hayan retirado el estómago.

Actualmente se sabe que el hipotálamoes la parte del cerebro encargada de regular la sensación de hambre y de sed. Esta zona detecta ciertas señales del sistema endocrino y digestivo. Luego determina que es hora de comer algo y así se lo comunica al cuerpo. Además, también define cuándo es suficiente.

El hipotálamo y la saciedad

Cuando el organismo necesita ingerir alimentos, la zona lateral del hipotálamo se activa. Si a alguien le extirparan esta zona, no sentiría necesidad de comer. Si ya se ha saciado el apetito, entonces se desactiva esa zona lateral y se activa la zona inferior central del hipotálamo o hipotálamo ventromedial. Si a alguien le extirparan esta parte, nunca dejaría de comer.

Ahora bien, la señal que dice “suficiente” se activa gracias a una sustancia que liberan los intestinos y a la que se le llama glp-1. Esta viaja por el torrente sanguíneo hasta el cerebro, alcanzando el hipotálamo. Cuando este recibe suficiente cantidad de esa sustancia, desaparece el deseo de comer.

El problema es que entre el momento en el que se come y el momento en que el hipotálamo recibe esa señal, pasan 10 minutos. Así que si comemos rápidamente, es probable que solo sintamos saciedad cuando hayamos comido de más. En cambio, si comemos lentamente, muy posiblemente solo comerás lo justo.

El rol del cerebro en el control del peso

Lo anterior nos da una idea de la importancia del cerebro en el control del peso, pero no agota el tema. La neurocientífica Sandra Aamodt ha estudiado en detalle el tema. Al respecto, solo tiene un consejo que vale por mil: come cuando tengas hambre. Parece muy sencillo, pero no lo es tanto.

Aamodt señala que el cerebro tiene un punto de ajuste: sabe cuál es tu peso ideal y regula tu apetito en función de ello. El problema es que no todas las personas obedecen a esas sensaciones. Se privan de comer cuando sienten apetito o comen de más, incluso cuando se sienten saciadas. Si esos patrones anómalos se mantienen por más de dos años, el hipotálamo establecerá un nuevo punto de ajuste.

Esto quiere decir que el hipotálamo fijará un nuevo peso ideal. Así, quien come poco se mantendrá bajo de peso y no sentirá apetito, así su cuerpo necesite más nutrientes. Y quien come de más, sentirá hambre, aunque ya haya ingerido lo que su organismo necesita. De este modo opera el cerebro en el control del peso.

Por lo anterior, bajar de peso se vuelve difícil, ya que el cerebro se resistirá con uñas y dientes a permitir que comas menos, de lo que él ha definido como el patrón correcto. El consejo entonces es preventivo: comer cuando tengas apetito, parar luego. Eso te va a evitar muchos problemas.

Edith Sánchez

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