Publicado: 28 de Septiembre de 2021

Tradicionalmente se ha pensado que el sentimiento de vacío es privativo de quienes padecen trastornos mentales como la depresión. Sin embargo, lo cierto es que se trata de una condición mental que todos podemos padecer y que puede cronificarse si no se le prestamos atención.


Un equipo de psicólogos del University College de Londres decidieron profundizar en esa sensación de vacío y comprobaron que está mucho más extendida de lo que se reconoce socialmente. Quizá por miedo a ser estigmatizados o por la falta de costumbre de hablar sobre nuestros estados emocionales, lo cierto es que muchas personas cargan solas con ese sentimiento de vacío y soledad.


Por tanto, cualquier persona puede experimentar sentimientos de vacío, independientemente de su historial de salud mental. Se trata de una experiencia compleja cuyas ramificaciones se extienden a todos los ámbitos de la vida y que puede llegar a ser potencialmente mortal. Por esa razón, es importante que sepamos reconocerla para atajarla a tiempo.


“Una jarra sin fondo”


Estos psicólogos hablaron con más de 400 personas de entre 18 y 80 años que se habían sentido vacías en algún momento de sus vidas, algunas de forma puntual y otras todo el tiempo. Esas personas rellenaron un cuestionario que indagaba en esos sentimientos de vacío. Se trata, por ende, de una investigación pionera que proporciona un acercamiento en primera persona a la sensación de vacío.


Algunos participantes describieron ese sentimiento de vacío como “una especie de jarra sin fondo que nunca puede llenarse” o “un sentimiento de alteridad y separación de la sociedad” que “te absorbe toda la vida y la energía”.


De hecho, una de las características distintivas del sentimiento de vacío y soledad es precisamente esa sensación de vacuidad interior. Ese sentimiento de vacío proviene, en gran parte, de la anhedonia. O sea, las personas que se sienten vacías a menudo experimentan una especie de “anestesia emocional” que les impide sentir desesperación, pero también alegría. Cuando miran dentro, es como si no encontraran nada.


Esos sentimientos psicológicos a menudo se acompañan de sensaciones físicas incómodas. Por ejemplo, las personas solían describir un dolor, un nudo, una sensación de vacío en el cuerpo y, a menudo indicaban: “siento como un vacío en el pecho”. Esas percepciones indican que el sentimiento de vacío suele tener un impacto a nivel físico.


“Me siento invisible”


El vacío se experimenta típicamente respecto a la relación que uno establece con los demás. En primer lugar, los participantes sintieron que no tenían nada que aportar a los otros. Se sentían incapaces de causar un impacto positivo en sus vidas y contribuir de manera valiosa a sus relaciones interpersonales y la vida comunitaria. Por eso, a menudo se describían como “una molestia” o “una carga para los demás”.


En segundo lugar, también experimentaban una falta de reconocimiento, lo cual indica que el sentimiento de vacío no es algo que crezca de dentro hacia fuera, sino que también puede estar alimentado por las circunstancias, sobre todo cuando nos movemos en entornos invalidantes emocionalmente.


Una persona contó: “me siento invisible para quienes me rodean”. Quienes experimentaban un sentimiento de vacío solían decir que los demás ni los escuchaban ni los notaban, incluidas las personas que más les importaban. Sentían que eran una “persona desaparecida”, a pesar de estar rodeados de gente.


Curiosamente, esa desconexión con los demás también se asoció a la sensación de ser objetivado y prescindible. Muchas personas refirieron ser víctimas del efecto felpudo o sentirse como la herramienta de alguien más, sobre todo de quienes formaban parte de su círculo de confianza. También se sentían solos, desconectados, aislados y distantes emocionalmente de quienes los rodeaban.


“Todo lo que haces es inútil”


Otro de los estados que acompaña el sentimiento de vacío es la sensación de que todo carece de sentido y propósito en la vida. La mayoría de los participantes reconocieron que no tenían “nada valioso por lo que trabajar”, ​​no podían participar en ninguna actividad significativa y “no querían nada”. Eso significa que carecían de una dirección en la vida.


Una de las personas entrevistadas explicó: “Sientes que todo lo que haces es inútil y simplemente sigues moviéndote. Solo intentas llenar el tiempo hasta que mueras. A veces te diviertes o sucede algo bueno que puede distraerte durante un tiempo, pero al final hay un vacío interior que nunca desaparece. Es como si fueras transparente y cualquier cosa positiva como el amor o la alegría simplemente pasaran a través de ti sin pegarse, y luego es como si nunca hubieran estado allí”.


Otra persona contó: “sentí como si no fuera parte del mundo, no podía sentir nada y nada de lo que hacía tenía un impacto en los eventos o en otras personas, yo ‘existía’ pero no estaba ‘vivo’”.


Las personas que se sienten vacías no encuentran sentido a lo que hacen o a la vida misma. Muchos sienten que funcionan en piloto automático. Realizan las acciones necesarias para la supervivencia o para cumplir con los convencionalismos sociales, pero sin ninguna implicación consciente sino de manera mecánica. Es como si el mundo los hubiera dejado atrás, incapaces de impregnarse de esa vitalidad y dinamismo.


Esas sensaciones pueden llegar a ser peligrosas. De hecho, estos psicólogos identificaron un vínculo entre el sentimiento de vacío recurrente y las ideas o comportamientos suicidas. Las personas que reportaron sentirse vacías todo el tiempo eran más propensas a haber pensado en el suicidio o incluso haber cometido intentos suicidas.


La trampa que nos tiende el sentimiento de vacío


El sentimiento de vacío sienta sus raíces en la ausencia de emociones y propósito en la vida. Se trata de un sentimiento existencial, una orientación de fondo que estructura la manera en la que el “yo” se relaciona con el mundo interpersonal e impersonal. Ese sentimiento es una forma de “hallarse en el mundo”.


Como resultado, el “yo” se percibe como disminuido, vacío y carente de valor, movido únicamente por la inercia. Eso genera una trampa potencialmente mortal ya que, al faltar la motivación, el sentimiento de vacío nos arrebata la experiencia de buscar y esforzarnos. En cambio, el “yo vacío” nos encierra en una especie de burbuja o prisión interior que nos constriñe y nos impide conectarnos con los demás o disfrutar del mundo y la vida.


Curiosamente, la mitad de los participantes en el estudio nunca había tenido trastornos psicológicos, lo que demuestra que la sensación de vacío no es privativa de quienes padecen depresión o un trastorno límite de la personalidad, sino que puede ser experimentada por cualquiera de nosotros. Por eso debemos mantenernos atentos a sus señales.


Jennifer Delgado Suárez

Enlace: https://rinconpsicologia.com/sentimiento-de-vacio-soledad/

Imagen: Adobe Spark Post