Publicado: 23 de Enero de 2022

El concepto de teletrabajo existe desde la década de 1970, pero obviamente en un contexto mucho más limitado de lo que es posible en la actualidad.


La aparición y el auge de las nuevas tecnologías ha revolucionado los patrones de trabajo, permitiendo la actividad laboral desde cualquier lugar para un número de empleados cada vez mayor.


La amplia disponibilidad de la tecnología ha permitido que tanto la ubicación física como el momento temporal del trabajo puedan llevarse a cabo con una flexibilidad significativa, ofreciendo con ello beneficios bien conocidos a empleadores y a empleados.


No cabe duda que la situación sobrevenida con la crisis del Covid-19 dio lugar a un aumento sustancial del teletrabajo como estrategia de salud pública para prevenir la propagación.


El trabajo remoto pasó de ser una decisión puntual que tomaron algunas empresas por cuestiones básicamente productivas o de conciliación, a un cambio inevitable y masivo en la forma en que las personas trabajan en todo el mundo.


Aunque esta medida se introdujo de forma circunstancial, parecía probable que el teletrabajo permaneciera entre nosotros durante un largo periodo de tiempo, no solo por ser una medida eficaz de distanciamiento, sino también por ser un modo de ejercer la actividad laboral que inicialmente fue bien acogido por un gran número de trabajadores.


Sin embargo, los estudios realizados al respecto del impacto que el teletrabajo pueda tener sobre la salud mental y física no son tan prometedores como al principio se suponía, al menos si no se toman las medidas necesarias para adaptar esta nueva forma de actividad a nuestras rutinas vitales.


Consecuencias del Teletrabajo según la OCDE


Siguiendo el informe publicado por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) en mayo de 2021, en todos los países que forman parte de la Organización, un 39 por ciento de los trabajadores cambiaron su actividad laboral al teletrabajo en la primera parte de la pandemia.


Según los autores del informe, aunque el teletrabajo aporta beneficios bien conocidos, como la posibilidad de disfrutar de jornadas laborales más flexibles, también tiende a difuminar los límites necesarios entre el trabajo y el hogar, además de contribuir a ampliar las horas de trabajo, lo que tiene obviamente consecuencias negativas sobre la salud física y mental.


Ente otras cuestiones relevantes, el informe afirma que las personas que trabajan de forma remota suelen hacerlo en horas consideradas menos regulares. En este sentido la encuesta realizada entre noviembre y diciembre de 2020, que abarcó a trabajadores de 28 países, concluyó que el 44 por ciento de los encuestados realizaba una parte importante de su trabajo en horas no convencionales, con un impacto significativo sobre su salud física y mental.


Otras conclusiones de este estudio a tener en cuenta, en relación a las consecuencias del teletrabajo, son las siguientes:


Las videoconferencias suelen ser más agotadoras mental y físicamente que las reuniones presenciales, contribuyendo junto al mayor número de horas frente a la pantalla, a una mayor fatiga ocular.


La difuminación de los límites entre el trabajo y la vida personal parece contribuir de forma clara en la reducción de la calidad del sueño.


El teletrabajo también aumenta considerablemente el riesgo de trabajar muchas horas y por tanto el riesgo de agotamiento.


Una mención especial al aislamiento


Aunque el estudio antes mencionado no hace una referencia expresa a las consecuencias que el teletrabajo puede acarrear para las relaciones sociales, es evidente que el aislamiento y la sensación de soledad son consecuencias probables de trabajar desde casa.


Para aquellas personas que están acostumbradas y aprecian la «vida de oficina» convencional, que suele incluir una tasa constante de interacciones sociales en el lugar de trabajo, el cambio repentino al trabajo remoto puede llegar a producir un deterioro relativamente importante de su salud mental por la simple privación de estos contactos sociales.


Es evidente que nuestras interacciones diarias refuerzan nuestro sentido de bienestar y pertenencia a la comunidad. Como resultado de la pandemia nos hemos visto obligados no solo a trabajar desde casa, sino a quedarnos en casa durante largos períodos de tiempo.


Incluso en tiempos considerados «normales», el impacto de la soledad y el aislamiento no debe subestimarse. Algunas investigaciones han demostrado que la soledad puede ser hasta dos veces más dañina para la salud física y mental que la obesidad.


Según el estudio que realiza cada año sobre el Teletrabajo en el mundo la conocida empresa tecnológica Buffer, de forma abrumadora, en 2021 los trabajadores remotos afirman que les gustaría trabajar de forma remota al menos una parte del tiempo durante el resto de sus carreras, y hasta un 97 por ciento de los trabajadores remotos recomendaría el trabajo desde casa.


Citando ese mismo estudio, el mayor beneficio que los trabajadores remotos ven al trabajar desde sus hogares sigue siendo, sin duda, la flexibilidad que ofrece.


Por otra parte, las dificultades de colaboración y comunicación, así como la soledad, encabezaron la lista de las consecuencias negativas que los trabajadores visibilizan. Un 16% de las personas que normalmente trabajan de forma remota, reportó soledad. Un 16% adicional reportó problemas de colaboración y comunicación.


Psicopedia

Enlace: https://psicopedia.org/18508/teletrabajo-riesgos-salud-fisica-y-mental/

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