Publicado: 27 de Abril de 2019

¿Alguna vez te han hecho una crítica destructiva y sumamente injusta? 


¿Te han juzgado sin comprenderte?


¿Te han hecho daño con palabras duras que no merecías? 


Si en algún momento has sido objeto de una crítica despiadada, es probable que esas palabras se hayan quedado dando vueltas en tu mente, alimentando el rencor, la ira, la inseguridad y/o la culpabilidad. Sin embargo, cuando dejamos que la crítica se transforme en un foco activo de malestar, le damos poder a la persona que nos ha criticado. Y al caer en su juego, perdemos. 


Nadie probó el sabor de las críticas como Abraham Lincoln. El historiador Donald Phillips escribió: “Fue difamado, criticado y odiado tal vez más intensamente que cualquier otro hombre que se postulase para el cargo más alto de la nación…” En la prensa de la época no escatimaron en insultos. Pero Lincoln no se vino abajo. ¿Cómo logro protegerse de las críticas? 


¿Cómo protegerse de las críticas injustas? 


1. Sigue brillando, como la luna 


Cuentan que un día, durante uno de los períodos más oscuros de su presidencia, Lincoln caminaba por una calle cerca del Capitolio en Washington cuando un conocido lo alcanzó. El hombre sacó a relucir el creciente sentimiento anti-Lincoln que se vivía en Washington y extendía por todo el país. 


Con brutal honestidad, relató a Lincoln muchas de las cosas que se decían sobre él y sus políticas. Mientras hablaba, Lincoln permaneció completamente en silencio, escuchando. 


Luego Lincoln se detuvo, miró directamente al hombre y le dijo: 


“Te he escuchado, pero déjame contarte otra historia. Usted sabe que todos los perros tienen la costumbre de salir por la noche y aullar a la luna. Y siguen aullando mientras la luna sea visible en el cielo”. 


Entonces dejó de hablar y continuó su caminata. Confundido por la respuesta de Lincoln, el hombre le pidió: 

“Señor Lincoln, no ha terminado su historia. ¡Cuéntame el resto!"


Lincoln solo le respondió: 


“No hay nada más que contar. La luna sigue brillando independientemente del aullido de los lobos”. 


Lincoln se refería a que en muchas ocasiones simplemente debemos ignorar las críticas injustas, maliciosas y que no nos aportan nada. De hecho, en una carta a Cuthbert Bullitt escribió: “A veces algunas personas pueden intentar humillar mezquinamente a un hombre, solo tendrán éxito si este permite que su mente se desvíe de su verdadero objetivo para meditar sobre ese ataque”. 


2. No respondas impulsivamente, sé autodisciplinado 


A veces es más fácil decir ciertas cosas que llevarlas a la práctica. El escudo de racionalidad y objetividad que podemos construir no es inexpugnable. A veces hay críticas tremendamente injustas que provienen de personas significativas que nos hieren en lo más profundo y provocan una intensa reacción emocional. Lincoln tampoco era inmune a ello. Pero tenía una solución: la autodisciplina. 


Cuando se enfadaba con alguien que le había criticado, le escribía una carta en la que expresaba lo que sentía. Pero nunca las enviaba. Esas cartas fueron descubiertas en un cajón de su escritorio. Lincoln conocía el poder catártico de la escritura, y también era consciente de que podemos arrepentirnos de aquellas decisiones tomadas precipitadamente. Por eso, prefería dar rienda suelta a sus emociones en privado y luego, con la mente más fría, abordar el asunto de manera más tranquila y equilibrada. 


3. Conócete a ti mismo 


La parte más complicada cuando tenemos que lidiar con una crítica, incluso con aquellas injustas, es la parte que podría ser cierta. Si nos ponemos a la defensiva ante una crítica, significa que nos estamos protegiendo de algo. Y ese algo puede ser una debilidad o inseguridad interior. 


El historiador Gleaves Whitney escribió: “El rasgo más importante de la personalidad de Lincoln era la autoconciencia. Eso fue lo que le permitió elevarse desde tales profundidades, soportar tales pruebas y superar tantos problemas como líder. Él sabía quién era”. 


Si estamos seguros de nosotros mismos y nos conocemos lo suficiente, una crítica injusta podría provocarnos perplejidad, pero no necesitaremos defendernos. Al contrario, si creemos que tiene un ápice de verdad porque ha tocado uno de nuestros puntos débiles, intentaremos defendernos. 


Si la crítica, aunque mal expresada, encierra algo de verdad o nos ayuda a darnos cuenta de una inseguridad, debemos trabajar en ello. Eso significa que podemos convertir una crítica aparentemente destructiva en algo constructivo. Y si la crítica es simplemente injusta, podemos ignorarla recurriendo a nuestra fuerza interior. Lincoln lo reafirma: “Asegúrate de poner los pies en el lugar correcto, luego mantente firme”. 


4. Destruye a tus críticos convirtiéndolos en tus amigos 


“No me gusta ese hombre. Debo conocerlo mejor”, era una de las máximas de Lincoln. Cuando alguien es muy crítico con nosotros, a menudo es porque no logra comprender nuestra perspectiva. En lugar de enojarse y culpar a quienes no coincidían con sus ideas, Lincoln escuchaba sus argumentos y luego intentaba explicarles su perspectiva. Lo hizo con Frederick Douglass, el líder afroamericano más prominente de la época y un gran crítico de Lincoln. 


Cuando se reunieron, Douglass esperaba que el presidente le devolviera las críticas con ferocidad, pero en su lugar, Lincoln le dijo que había leído su discurso de inicios de 1862 en el que criticaba su “política de tardanza y vacilación” respecto a la emancipación. Recordó el incidente sin rastro de enojo y, tras escuchar lo que Douglass tenía que decirle, le explicó sus razones. Douglass no estuvo de acuerdo con todo lo que dijo el presidente, pero reconoció la honestidad de Lincoln y desde entonces mantuvieron una relación cordial y respetuosa. 


Lincoln se preguntaba: “¿No destruyo a mis enemigos cuando los convierto en mis amigos?” Creía que a veces la amabilidad y el respeto son las mejores armas para defenderse de las críticas, incluso de las más feroces.

Jennifer Delgado Suárez 
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Imagen: Adobe Spark Post