Publicado: 18 de Mayo de 2017

En la vida hay personas que nos marcan para siempre, personas que dejan su huella en nuestro corazón y a las que recordamos continuamente, tanto en los momentos de infinita alegría como en aquellos de profunda tristeza. Una de esas personas suelen ser las abuelas, un pozo excepcional de sabiduría, amor y comprensión.

Las abuelas simbolizan para los nietos la complicidad, la comprensión y también la libertad que llega de la mano de un estilo educativo más permisivo que el de los padres. Por eso, y por mil razones más, las abuelas que cuidan de sus nietos suelen dejar marcas imborrables en su personalidad.

Los cuentos y las enseñanzas que nos transmiten, así como las tradiciones e historias familiares, se quedan grabados en nuestra mente. Por otra parte, las abuelas suelen tener más paciencia y menos estrés, por lo que suelen poner en práctica una escucha más empática y desarrollan un estilo educativo más adaptado a las necesidades de sus nietos.

También suelen centrarse más en las características positivas de los pequeños y son menos críticas que los padres, por lo que su rol es fundamental para reforzar la autoconfianza y la autoestima infantil. Y no podemos olvidar que a menudo se convierten en excelentes abogados frente a los padres, por lo que también contribuyen a validar los sentimientos infantiles y a resolver los conflictos de convivencia.

Este maravilloso corto titulado “Au fil de l’age” fue creado por estudiantes de la Ecole Supérieure des Métiers Artistiques y nos muestra cómo las abuelas inspiran, educan y acompañan a sus nietos durante una etapa de sus vidas. 

https://youtu.be/L6R2xoCZEIs

Las abuelas no mueren, viven para siempre en nuestro corazón

Este corto hace referencia a una ley de vida: los abuelos tienen el privilegio de ver nacer y crecer a sus nietos, mientras nosotros tenemos el privilegio de acompañarles durante sus últimos años, ver cómo envejecen y le dicen adiós al mundo. De hecho, en muchos casos, su pérdida es la primera a la que nos exponemos en nuestra infancia. Otros tienen suerte y sus abuelos les acompañan durante más años.

En cualquier caso, esa pérdida siempre es dolorosa, pero podemos consolarnos sabiendo que aunque las abuelas ya no estén, seguirán estando presentes en nuestras vidas y estarán con nosotros en todos esos lugares que compartimos. No están en las viejas fotografías sino que viven a buen recaudo en nuestros recuerdos.

Cada quien tendrá sus propios puentes a la memoria, ya sea ese árbol que plantamos juntos, la forma en que nos atamos los cordones de los zapatos o incluso esa manía tan peculiar que heredamos o copiamos de ellas. Y lo cierto es que mientras más avancemos en el calendario, lejos de olvidarlas, nos pareceremos más a ellas porque su influjo nunca desaparece.

Este tierno corto nos enseña que los abuelos sostuvieron nuestras manos durante un tiempo mientras nos enseñaban a andar, pero luego se convierten en pilares de nuestra alma, donde vivirán eternamente como un faro de luz.

Jennifer Delgado.