Publicado: 12 de Diciembre de 2021

Hay niños muy sociables que hacen amistades fácilmente mientras otros se muestran muy tímidos. La timidez implica cierto grado de introversión en los contextos sociales, que se manifiesta a través de un comportamiento retraído y cauteloso.


Los niños tímidos tienen la tendencia a escapar o evitar el contacto social cuando se encuentran ante desconocidos o en situaciones nuevas. De hecho, la inhibición en los contextos sociales es una de las características más evidentes de la timidez infantil. Un niño tímido intentará mantenerse a distancia y no hablará frente a extraños, generalmente debido al temor, la ansiedad o la vergüenza.


La timidez infantil no es una patología, pero a menudo los padres y educadores reaccionan ante ella como si lo fuera. Esa reacción sienta sus raíces en la cultura occidental, en la cual se valora positivamente la sociabilidad y la extraversión, de manera que se anima a los niños a comunicarse y conectar con los demás. Como resultado, la timidez infantil suele identificarse como un rasgo negativo que debe ser superado cuanto antes.


Sin embargo, lo cierto es que todas las especies, culturas y generaciones muestran cierto grado de inhibición o incluso evitación ante desconocidos o en situaciones novedosas. Como regla general, todos nos medimos más cuando estamos ante extraños y nos sentimos más a gusto con personas conocidas. Es completamente comprensible ya que no sabemos a qué atenernos y nos preocupa causar una buena primera impresión.


La ubicuidad de la timidez ha impulsado nuevas teorías que proponen que podría tener funciones adaptativas. De hecho, en muchos casos la timidez no es una desventaja ni un problema, sino una respuesta natural, comprensible y normal en personas que son más cautelosas, introvertidas y/o aprensivas.


Mayor capacidad para detectar las amenazas


Psicólogos de la Universidad Estatal de Pensilvania descubrieron que los niños tímidos podrían estar mejor preparados para percibir y detectar las amenazas sociales de su entorno, en comparación con los niños que no son tímidos.


Cuando los niños tímidos se enfrentan a una situación nueva, es probable que la perciban como algo aterrador, de manera que pueden activar estrategias como la vigilancia a distancia que les permiten aprender más sobre la situación manteniéndose al seguro. De hecho, se ha comprobado que el cerebro de los niños tímidos reacciona de manera diferente ante las situaciones sociales.


Como los niños tímidos suelen “calcular antes de saltar”, es más probable que detecten posibles amenazas, lo que podría llevarles a actuar con más cuidado en las situaciones sociales. Por ejemplo, un niño tímido podría notar con mayor facilidad el perfil de un compañero de clase acosador o de un adulto que quiera hacerle daño debido a que tiene una capacidad mayor para detectar amenazas sutiles. Por tanto, la timidez infantil podría protegerle de peligros físicos y psicológicos, además de evitar conflictos interpersonales.


La timidez infantil potencia la empatía


Psicólogos del Lewis and Clark College revelaron otro beneficio de la timidez infantil. Apreciaron que mantenerse a distancia en las situaciones sociales nuevas podría potenciar el desarrollo sociocognitivo de los niños.


Estos investigadores leyeron historias infantiles a los niños y les pidieron que explicaran por qué los personajes actuaban de determinada manera o tomaban ciertas decisiones. Así evaluaron la teoría de la mente, un aspecto de la cognición social que implica tener en cuenta el punto de vista de otra persona.


Comprobaron que los niños tímidos daban explicaciones más complejas sobre las historias, siendo capaces de ponerse en el lugar de los personajes. Es probable que mantenerse a distancia observando y escuchando atentamente lo que sucede permita a los niños tímidos aprender y comprender mejor cómo se desarrollan las situaciones sociales, lo cual potenciaría el desarrollo de la empatía.


¿Qué deben saber los padres y profesores sobre la timidez infantil?


La timidez infantil no implica una condena a llevar una vida solitaria. No todas las personas tímidas son iguales, ni todas corren el riesgo de sufrir trastornos de índole social.


En sentido general, la timidez infantil solo es patológica cuando afecta la vida del niño, impidiendo que realice las actividades propias de su edad, afecte sus relaciones con sus coetáneos y/o dañe su desempeño escolar. En esos casos, es necesario pedir ayuda especializada.


Sin embargo, es probable que a medida que los niños comprendan mejor la dinámica de las interacciones interpersonales, desarrollen habilidades sociales que les permitan entablar y mantener amistades, así como insertarse con éxito en diferentes contextos sociales. En la mayoría de los casos es mejor ver la timidez infantil como una característica de personalidad, más que como una patología potencial.


De hecho, en las sociedades orientadas a los grupos en las que se valora postivamente el mantenimiento de la armonía y la relación interpersonal, la moderación y la cautela intrínsecas a los niños tímidos se consideran indicadores de madurez social. En la sociedad tradicional china, por ejemplo, los padres tienden a interpretar el comportamiento tímido como señal de obediencia y respeto.


Si los padres y educadores quieren hacer algo para facilitar la vida de los niños tímidos, en vez de presionarles para que se deshagan de esa timidez, simplemente deberían desarrollar las habilidades de resolución de conflictos. Un estudio realizado en la Universidad Normal de Shanghai comprobó que esas habilidades mitigan los problemas sociales, psicológicos y escolares que pueden tener los niños tímidos.


Aunque los niños tímidos tienden a ser ansiosos y cautelosos en las situaciones sociales, aplicar estrategias constructivas y orientadas a la solución de conflictos mejora su imagen ante sus coetáneos y profesores, haciendo que los perciban como más prosociales y de buen comportamiento.


Jennifer Delgado Suárez

Enlace: https://rinconpsicologia.com/timidez-infantil-adaptativa-ninos-timidos/

Imagen: Adobe Spark Post