Publicado: 28 de Octubre de 2021
Todos experimentamos diferentes emociones y sentimientos. La esfera afectiva humana es extremadamente variada. Sin embargo, no siempre somos capaces de poner nombre a lo que sentimos. Todos experimentamos emociones, pero no todos somos capaces de reconocerlas y gestionarlas.
De hecho, existen personas que tienen un autoconocimiento emocional muy limitado porque, aunque experimentan una amplia gama de emociones, no son capaces de reconocerlas con precisión. Obviamente, no saber qué emociones o sentimientos estamos experimentando es un impedimento para gestionarlos de la manera más adecuada.
En cambio, conocer todas las emociones y sentimientos nos permitirá afinar nuestra conciencia emocional. Si solo conoces una o dos notas musicales, serán las únicas que escucharás ya que les prestarás más atención. Si las conoces todas, tu universo musical se expandirá. Lo mismo ocurre en el plano de los sentimientos y emociones.
Un estudio realizado en la Universidad de George Mason reveló que las personas que son capaces de detectar y comprender sus emociones eran menos propensas a refugiarse en las drogas, el alcohol o la comida como vías de escape.
Otra investigación desarrollada en la Universidad de Kansas fue un paso más allá profundizando en el impacto de la autorregulación emocional a nivel físico. Estos investigadores constataron que las personas con cáncer que eran capaces de detectar, etiquetar y entender sus emociones tenían niveles más bajos de inflamación, un proceso que se encuentra en la base de esta enfermedad y que se considera un mal pronóstico.
Ni los sentimientos son tan emocionales ni el pensamiento es tan racional
Solemos pensar que las emociones y el pensamiento son procesos antagónicos que se excluyen o molestan. Sin embargo, lo cierto es que en cada emoción hay una pizca de razón y en cada pensamiento hay una dosis de sentimiento.
Aunque actuemos guiándonos por las emociones que estamos experimentando en ese momento, en realidad también estamos reaccionando a un proceso mental complejo que ha ocurrido en un segundo plano: la interpretación cognitiva que hemos hecho del evento.
Lo cierto es que no reaccionamos ante la realidad, sino ante el significado que le conferimos a esa realidad, y en ese caso influyen desde nuestras expectativas y necesidades hasta nuestros pensamientos. Por tanto, las emociones no son simplemente reacciones ante el medio sino también ante la valoración que hacemos de lo que nos está sucediendo.
Por ejemplo, si una persona nos tira un vaso de agua encima, la reacción emocional más congruente sería la sorpresa ya que es un evento inesperado. Sin embargo, cuando comenzamos a pensar en las intenciones de esa persona y nuestra mente racional se ponga en marcha, podemos reaccionar con enfado, pensando que lo hizo a propósito. Así, la ira no es una reacción emocional ante lo sucedido sino ante nuestra interpretación de lo que ha sucedido.
¿Cuál es la diferencia entre emociones y sentimientos?
Conocer la diferencia entre emociones y sentimientos no es un mero ejercicio epistemológico o lingüístico, nos ayudará a comprender mejor nuestras reacciones y comportamientos, permitiéndonos regular nuestras respuestas afectivas para lograr un mayor bienestar.
¿Qué son las emociones? Son reacciones de valencia afectiva ante determinados estímulos, que pueden ser externos, algo que vemos o vivimos, o internos, como un pensamiento o un recuerdo. Las emociones desatan un conjunto de respuestas hormonales y neuroquímicas que producen un estado de activación, impulsándonos a la acción inmediata. Suelen ser experiencias relativamente fugaces que generan un alto grado de placer o displacer.
Cuando nos dan una noticia terrible, como puede ser la muerte de una mascota o un ser querido, por ejemplo, es una emoción lo que se activa. Ante ese tipo de situaciones nuestra reacción es casi automática y difícil de controlar, de manera que nos sentiremos muy tristes e incluso es probable que lloremos.
¿Qué son los sentimientos? Los sentimientos generan las mismas respuestas fisiológicas y psicológicas que las emociones, pero tienen incorporada una evaluación consciente. Es decir, implican la toma de conciencia y valoración de la emoción que puede encontrarse en su base y la experiencia afectiva que estamos viviendo. Además, suelen ser más estables a lo largo del tiempo.
Con el paso de los días, las emociones se van desvaneciendo para dejar paso a los sentimientos ya que se produce una interpretación cognitiva de ese estado. En el caso de una mala noticia, por ejemplo, los sentimientos que deja a su paso la tristeza suelen ser: pena, melancolía, vacío, desasosiego, desaliento o incluso ira.
Por tanto, las principales diferencias entre emociones y sentimientos son:
Duración. Las emociones son estados transitorios que vienen y van con relativa rapidez. Los sentimientos, en cambio, son estados afectivos más estables a lo largo del tiempo. La alegría, por ejemplo, es una emoción, mientras que el amor es un sentimiento.
Orden de aparición. Los sentimientos son el resultado de las emociones, de manera que estas suelen antecederlos. La alegría, por ejemplo, puede transformarse en felicidad y la atracción en amor.
Intensidad. Las emociones suelen ser más intensas que los sentimientos ya que su principal objetivo es predisponernos a la acción. Los complejos procesos de valoración que suelen intervenir en los sentimientos le restan un poco de intensidad.
Nivel de procesamiento. Las emociones se dan de forma inconsciente, generando una respuesta casi inmediata, mientras que los sentimientos, al demandar más tiempo para su formación, se procesan de manera consciente.
Grado de regulación. Las emociones son estados afectivos difíciles de controlar ya que generan reacciones psicofisiológicas automáticas. No podemos contener completamente emociones como el miedo o la alegría, por ejemplo, ya que apenas las experimentemos estas se manifestarán a través de microexpresiones. Los sentimientos, al contrario, se pueden gestionar mejor a lo largo del tiempo, buscando estrategias para expresarlos de manera más asertiva.
No obstante, emociones y sentimientos suelen ser difíciles de separar en la práctica ya que allí donde hay un sentimiento suele haber diferentes emociones y viceversa.
Comprender las diferencias entre emociones y sentimientos nos ayuda, sin embargo, a no sentirnos culpables por nuestras primeras reacciones emocionales. También nos enseña a no aferrarnos a ellas, de manera que aquellas desagradables puedan desaparecer de forma tan natural como han aparecido.
Las 3 funciones de las emociones y los sentimientos
A pesar de que la cultura occidental lleva siglos priorizando la razón y relegando a un segundo plano las emociones e incluso convirtiéndolas en nuestras enemigas, lo cierto es que son muy útiles. Incluso las emociones que nos resultan más desagradables tienen una función importante con vistas a la adaptación social y el ajuste personal.
1. Función adaptativa
Las emociones primarias son particularmente importantes gracias a su cualidad hedónica. El miedo, por ejemplo, favorece la huida o la inmovilidad defensiva ante un peligro mientras que el asco nos impide comer algo que podría hacernos daño. Incluso la expresión de miedo podría bastar para apaciguar una reacción intensa de un agresor.
La sorpresa, en cambio, nos anima a prestar más atención a lo que está ocurriendo en nuestro entorno. Por tanto, las emociones y los sentimientos son una especie de brújula interior que nos permite orientarnos rápidamente en nuestro entorno generando la respuesta más adecuada.
2. Función social
Los sentimientos y las emociones son poderosos coadyuvantes sociales. Su expresión nos permite predecir cómo podrían comportarse las demás personas para ajustar nuestro comportamiento al suyo, lo cual nos ayuda a adaptarnos mejor a los entornos sociales.
Las emociones nos permiten realizar un intercambio informativo con nuestros interlocutores a través de pequeños gestos faciales, el tono de voz o los movimientos del cuerpo. De hecho, todos somos capaces de captar las microexpresiones emocionales y procesarlas a nivel inconsciente para comprender los estados emocionales de los demás y adivinar sus intenciones.
Esa capacidad es lo que nos permite comprender que una persona está molesta y que quizá no es el mejor momento para realizar una crítica o la que nos anima a acercarnos a alguien triste para consolarle.
Por tanto, las reacciones emocionales no solo revelan nuestro estado afectivo, sino que también son pistas que regulan la manera en que los demás reaccionan ante nosotros. Incluso reprimir determinadas emociones puede tener una función social para evitar conflictos o problemas en las relaciones interpersonales.
3. Función motivacional
Otra de las funciones de las emociones y los sentimientos más importantes se refiere a su poder para dinamizar nuestro comportamiento. Las emociones tienen una profunda relación con la motivación. De hecho, las emociones pueden empujarnos a la acción.
Tal es el caso, por ejemplo, de la ira, una emoción que generalmente desencadena comportamientos agresivos o de defensa. Las emociones pueden generar una conducta motivada, dirigirla hacia determinado objetivo y hacer que la ejecutemos con intensidad. La pasión es otro sentimiento que puede mantenernos enfocados en una persona o proyecto durante mucho tiempo.
Vale aclarar que esta función motivacional no depende únicamente del tipo de emoción sino también de la dimensión de agrado o desagrado que esta genera y de la intensidad de la reacción emotiva. Si solo estamos enfadados, por ejemplo, podríamos controlarnos, pero si nos sentimos iracundos será más difícil no dar rienda suelta a esa ira.
¿Cuántas emociones existen?
En Psicología existe cierto consenso general en hablar de 6 tipos de emociones básicas: el miedo, la ira, el asco, la tristeza, la sorpresa y la alegría. Sin embargo, las investigaciones más recientes han mostrado que el rostro humano es capaz de crear más de 7.000 expresiones diferentes que reflejan una gran variedad emocional.
Por tanto, las emociones básicas son simplemente la base sobre la cual construimos sentimientos y emociones más complejos y sutiles que matizan nuestras experiencias.
Lista de emociones y sentimientos básicos y complejos
Emociones y sentimientos positivos
Alegría
Amor
Afecto
Compasión
Generosidad
Gozo
Júbilo
Esperanza
Admiración
Libertad
Logro
Justicia
Agradecimiento
Aceptación
Acompañamiento
Bondad
Apreciacion
Benevolencia
Orgullo
Amabilidad
Alivio
Empatía
Integridad
Humildad
Apego
Aprobación
Concentración
Suficiencia
Armonía
Honestidad
Templanza
Tolerancia
Motivación
Felicidad
Firmeza
Fortaleza
Autonomía
Honorabilidad
Solidaridad
Optimismo
Satisfacción
Seguridad
Comprensión
Simpatía
Cariño
Pasión
Estima
Entusiasmo
Respeto
Paz
Placer
Compromiso
Fervor
Encanto
Competencia
Plenitud
Omnipotencia
Euforia
Éxtasis
Ilusión
Apoyo
Contento
Interés
Confianza
Alborozo
Cuidado
Dignidad
Enérgico
Vitalidad
Complacencia
Emociones y sentimientos negativos
Tristeza
Melancolía
Abandono
Aburrimiento
Abuso
Necesidad
Ausencia
Desmotivación
Susto
Amargura
Angustia
Agresión
Agobio
Vacilación
Ansiedad
Asco
Venganza
Valentía
Fastidio
Vergüenza
Vacío
Hastío
Hostilidad
Humillación
Menosprecio
Mezquindad
Temor
Terquedad
Terror
Traición
Molestia
Abrumado
Lástima
Manipulación
Miedo
Fobia
Fracaso
Fragilidad
Frustración
Furia
Soledad
Imperturbabilidad
Parálisis
Rencor
Rabia
Recelo
Pudor
Desprotección
Miseria
Pavor
Preocupación
Prepotencia
Pesimismo
Incongruencia
Pena
Pereza
Pesadumbre
Odio
Enfado
Engaño
Estrés
Perdido
Enjuiciamiento
Enojo
Envidia
Ofendido
Espanto
Entristecimiento
Estupor
Impaciencia
Desconfianza
Impotencia
Desconcierto
Incapacidad
Incompatibilidad
Incomprensión
Desventura
Indignación
Inestabilidad
Infelicidad
Inferioridad
Injusticia
Destrucción
Desamor
Insatisfacción
Inseguridad
Insuficiencia
Intolerancia
Ira
Irritación
Celos
Culpabilidad
Censura
Cólera
Contrariedad
Dependencia
Depresión
Derrota
Desaliento
Desamparo
Desánimo
Desasosiego
Desconsideración
Abatimiento
Desconsuelo
Desdicha
Resquemor
Desencanto
Desesperación
Desgano
Desilusión
Desolación
Petrificación
Desorientación
Desprecio
Hambruna
Desprestigio
Desvalimiento
Devaluación
Dolor
Disgusto
Lástima
Desidia
Disforia
Exasperación
Remordimiento
Agravio
Obnubilación
Aflicción
Decepción
Emociones y sentimientos ambivalentes
Nostalgia
Añoranza
Lujuria
Unidad
Atracción
Alarma
Asombro
Valentía
Alteración
Soberbia
Vulnerabilidad
Valoración
Tentación
Paciencia
Sorpresa
Ambivalencia
Ternura
Deseo
Timidez
Tranquilidad
Arrepentimiento
Paranoia
Turbación
Frenesí
Confusión
Serenidad
Sometimiento
Sumisión
Sosiego
Rebeldía
Rechazo
Pertenencia
Compromiso
Dicha
Repugnancia
Resentimiento
Reserva
Persecución
Obligación
Ostentación
Excitación
Dominación
Extrañeza
Inconformidad
Incredulidad
Resignación
Indiferencia
Intrepidez
Intriga
Invasión
Impulsividad
Calma
Consuelo
Inquietud
Correspondencia
Curiosidad
Cercanía
Congoja
Titubeante
Desdén
Regocijo
Exaltación
Condescendencia
Ecuanimidad
Apatía
Inspiración
Seriedad
Trance
Obstinación
Arrojo
Perplejidad
En esta lista de emociones y sentimientos se hace referencia a emociones positivas, negativas y variables, pero en realidad todas las emociones y sentimientos pueden llegar a ser negativos o positivos según la manera en que los experimentemos y expresemos. Además, ni siquiera son todas las emociones que existen ya que también hay otros estados emocionales que hemos experimentado pero que en nuestro idioma no tienen una traducción literal, como la promoia y el awumbuk.
Jennifer Delgado Suárez
Enlace: https://rinconpsicologia.com/lista-de-emociones-y-sentimientos/
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