Publicado: 30 de Noviembre de 2018

Llorar es bueno para nuestro bienestar. Parece una paradoja. A nuestra mente perfectamente lógica y racional puede resultarle difícil concebir la posibilidad de que el llanto, un acto que normalmente asociamos a la tristeza o la frustración, pueda guardar alguna relación con el bienestar. 

Sin embargo, las lágrimas que tanto han alabado los poetas y que a menudo nos esforzamos por reprimir y esconder porque no están bien vistas socialmente pues se relacionan con la debilidad y la vulnerabilidad, en realidad pueden ser más beneficiosas de lo que podríamos imaginar. 

El llanto nos conecta a los demás 

El llanto es una respuesta natural muy eficaz para solicitar cuidados, atención y confort de los demás, como concluyó un estudio realizado en la Universidad de Tilburg. Estos psicólogos descubrieron que las personas se sentían más conectadas con aquellas que tenían un aspecto lloroso y las percibían como más cercanas, amigables y necesitadas de ayuda. 

No cabe duda de que la tristeza, y su expresión más universal, las lágrimas, es una emoción aglutinadora. Cuando estamos tristes somos más vulnerables, es cierto, pero esa misma vulnerabilidad nos permite conectar mejor con los demás para hallar la ayuda que necesitamos. 

Ese apoyo social es muy importante para nuestro bienestar. Eso significa que, en algunos casos, no llorar y esconder nuestra vulnerabilidad tras una máscara de fortaleza y frialdad puede distanciarnos de los demás.

Por supuesto, eso no implica que llorar sea la única manera de pedir ayuda, pero no cabe dudas de que nos acerca a los otros, sobre todo cuando la aflicción es grande y no hay palabras para expresarla. No podemos olvidar que el llanto nos “desnuda” y ese nivel de exposición tan íntimo genera vínculos muy estrechos con las personas que están a nuestro lado. 

De hecho, se ha comprobado que el llanto liberador es aquel que conduce a una relación social y funge como un "remedio relacional". Cuando las personas lloran en un ambiente frío o donde no se produce una interacción social positiva, el llanto suele empeorar su estado de ánimo ya que provoca vergüenza o embarazo. 

El llanto es catártico 

Reprimir las emociones nos hace infelices. Las emociones que no se expresan terminan enquistándose en el inconsciente, desde donde ejercen una influencia negativa que afecta nuestro bienestar. No poder expresar nuestro malestar, tristeza o frustración, sintiéndonos obligados a reprimir el llanto, puede tener un efecto más negativo que simplemente dar rienda suelta a nuestras emociones. 

Ya lo había dicho el filósofo Séneca al afirmar que “no hay mayor causa para llorar que no poder llorar”. 

De hecho, un estudio realizado en la Universidad de Stanford descubrió que las personas que suelen reprimir sus emociones reaccionan de manera exagerada ante la presión y el estrés, con un mayor aumento de la presión arterial que el que experimentan las personas ansiosas. Esto nos indica que esa “calma aparente” en realidad no es buena para nuestro equilibrio mental

Al contrario, psicólogos de la Universidad de Florida del Sur han analizado los efectos terapéuticos del llanto. Lo primero que descubrieron fue que un 70% de las personas afirman que llorar es reconfortante. Al inicio se sentían tristes, después recobraban el equilibrio y luego mejoraba considerablemente su estado de ánimo, un efecto positivo que se mantuvo durante unos 90 minutos. 

De hecho, se conoce que el llanto está compuesto por dos fases: en la primera (cuando el llanto inicia) tiene un efecto activador a través del aumento del ritmo cardíaco pero inmediatamente después (en la segunda fase) tiene un efecto calmante reduciendo la frecuencia respiratoria. También se conoce que las lágrimas emocionales contienen niveles elevados de las hormonas del estrés, lo cual también explicaría por qué son beneficiosas e incluso catárticas. 

A esto se le suma que cuando terminamos de llorar, nuestra mente se encuentra más despejada, por lo que al serenarnos seremos capaces de analizar la situación desde otro prisma. Esto se debe a que nuestras emociones se han equilibrado y nuestra mente racional está preparada para entrar en acción.

Por tanto, la próxima vez que sientas ganas de llorar, no reprimas las lágrimas. Quizá ese momento es todo lo que necesitas para recuperar la calma, ver las cosas bajo otra perspectiva o simplemente liberarte de las emociones que te están afectando.


Jennifer Delgado Suárez 

Enlace: https://www.rinconpsicologia.com/2018/11/llorar-es-bueno.html?m=1

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