Publicado: 2 de Agosto de 2019

Por más que dos personas se quieran y mantengan una relación que podamos etiquetar de armónica, tarde o temprano tendrán que afrontar un conflicto de pareja. Es inevitable y también saludable. El conflicto es una oportunidad para el análisis y la decisión.

También están quienes van de contradicción en contradicción, de pelea en pelea, y aún así sienten que existe el amor suficiente para que la relación no se rompa. Quizás se trata simplemente de que aún no saben cómo afrontar un conflicto de pareja y por eso no logran darle salida a sus problemas.

Hay algunas pautas básicas que se deben tener en cuenta a la hora de afrontar un conflicto de pareja. Son directivas a las que también acompaña el sentido común. Sin embargo, pese a parecer lógicas, muchas veces pasamos por alto esos patrones, dando lugar a conflictos que no se resuelven o lo hacen con un acuerdo que no deja satisfechas a las partes. Veamos cuáles son esas pautas.

“No existe amor en paz. Siempre viene acompañado de agonías, éxtasis, alegrías intensas y tristezas profundas”.

-Paulo Coelho-

1. Serenarnos, después comunicarnos y actuar

La ira, acompañada de la impulsividad, es uno de los factores que más deteriora cualquier relación. Se desborda simplemente porque estamos habituados a ello.

Sin embargo, podemos también acostumbrarnos a callar y quedarnos quietos mientras pasa esa oleada de furia que trae tantas consecuencias negativas.

2. Dudar

Las certezas son menos de las que pensamos, por lo tanto, la duda, entendida como prudencia, debería morar más lugares de los que asienta.

Que sea la otra persona quien exponga sus razones, sus intenciones y sus actos. Abrir la mente para comprender otros puntos de vista. Comprender es una inversión con una rentabilidad muy alta.

3. Exponer lo que sientes, con honestidad

Una de las formas de afrontar un conflicto de pareja es concentrarte en lo que sientes, más que en lo que piensas. Exponer tus sentimientos con sinceridad es algo liberador para ti y enriquecedor para el otro.

Las expresiones que nacen del corazón fomentan el entendimiento y terminan por hacer más estrecho el vínculo entre dos personas.

4. No gritar, no maltratar

Los gritos y los maltratos alimentan el conflicto y dañan la dignidad; aunque desde el calor de la batalla podamos ignorarla, esta es una máxima que termina imperando.

Gritando y despojándote de sensibilidad, autorizas al otro para que haga lo mismo. Esto, a la larga, solo promueve la distancia y el rencor.

5. Asumir primero las propias responsabilidades

Tendemos a buscar la respuesta para nuestros actos en los actos de otros. “Me sacaste de mis casillas”, decimos, como si los demás manejaran nuestro comportamiento a voluntad.

Lo maduro es siempre comenzar cualquier examen de la situación determinando la responsabilidad de uno en lo que sucedió. Intentar culpar al otro no resuelve el conflicto de pareja.

6. Verdugo, víctima

La autovictimización nunca ayuda y mucho menos cuando se trata de resolver un conflicto de pareja. Cuando una persona se pone en la posición de víctima y, obviamente, coloca al otro en la postura de verdugo, se distorsiona la verdadera responsabilidad tanto del uno como del otro.

Por norma, el uno se infantiliza al tiempo que el otro adquiere poderes imaginarios. Esto solo confunde más la situación.

7. Escuchar en silencio

En el silencio podemos trabajar con nuestro diálogo interno, con esos mensajes que nos dedicamos a nosotros mismos. Además, en una conversación es el preludio educado de los turnos de palabra.

El interrumpirse es algo que genera una tensión adicional, porque irrita y desnuda nuestro deseo de imponernos. Es buena idea limitar el tiempo de la intervenciones y respetarlas.

8. Enfocarte hacia las soluciones

Es mucho más sencillo afrontar un conflicto de pareja cuando hay una actitud constructiva frente a este. Eso se refleja en el hecho de proponer una discusión con el objetivo de buscar soluciones y salidas, en lugar de hacerlo para profundizar más el malestar. Si el énfasis está puesto en la forma de resolver el problema, la salida al conflicto estará más cerca.

9. El pasado admite reparaciones, pero no retornos

Si uno o ambos miembros de la pareja acostumbran a abrir listas de cuentas pendientes, difícilmente estas cuentas se podrán pagar; en especial, porque la deuda se suele intentar cobrar cuando hacerlo sitúa a la persona que intenta cobrarlas en una situación de poder, de debilidad del otro, o como defensa, para no asumir una responsabilidad.

Así, se rompe ese equilibrio tan necesario para resolver el conflicto.

10. Las amenazas no tienen rincones

Las amenazas de abandono o de propiciar algún daño corresponden a una forma de violencia psicológica. En un determinado momento pueden dar la sensación de funcionar; sin embargo, en ningún casos serán una solución para un conflicto.

Con ellas uno gana y el otro pierde, hay vencedores y vencidos, lo que quizás es el peor resultado de cualquier negociación.

Tampoco es bueno alimentar los rencores. En pareja, todos tenemos alguna vez que perdonar y ser perdonados. Todos nos equivocamos y merecemos una oportunidad para reparar el daño, para decir lo siento.

Finalmente, señalar que la voluntad, la disposición, la actitud constituyen el ingrediente más importante para la resolución del conflicto. Solo se trata de cultivar nuestra educación emocional para ofrecer respuestas más inteligentes ante esos problemas que nunca faltan y que suponen desafíos para dos personas que quieren.

Gema Sánchez Cuevas 

Enlace: https://lamenteesmaravillosa.com/los-diez-mandamientos-para-afrontar-un-conflicto-de-pareja/

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