Publicado: 13 de Noviembre de 2017

Cuando un niño presenta una disminución en su capacidad auditiva, la adquisición del lenguaje no se producirá en forma espontánea ni fácil, sino con una educación minuciosamente planificada, que permita a éstos niños, acceder a los niveles superiores del lenguaje y el pensamiento.
Entre una leve hipoacusia y una sordera, existe una amplia gama de dificultades que deberá superar el niño y su familia. Lo más importante será el evitar que la mudez se establezca en el niño.

Los niños que presentan trastornos en la comunicación, evidencian desde los primeros meses de vida, señales que nos advierten que algo no anda como debería. Cuando el origen está centrado en una disminución de su capacidad auditiva, nos enfrentaremos a una amplia gama de dificultades que variarán de acuerdo al grado de esta pérdida.

Hablamos de hipoacusia cuando nos referimos a una merma en su capacidad de escuchar y de sordera cuando la pérdida auditiva es tan significativa, que el niño no es capaz de percibir sonido alguno.
En el caso de una pérdida total de la audición, los síntomas serán tan llamativos que no darán lugar a dudas.. El niño, vivaz y de mirada inteligente, no responde a ningún ruido o sonido, y su lenguaje gestual será tan rico que de todas maneras intentará la comunicación con el mundo oyente..

En el caso de la hipoacusia , el diagnóstico no será tan simple, esa percepción que el niño tendrá de algunos sonidos, y las características de su conducta, producto de su dificultad para comunicarse, crean en lamentablemente muchas oportunidades, confusiones en su diagnóstico.


¿Qué señales despertarán nuestras sospechas?


- El niño no reacciona o lo hace en forma inconstante a los diversos ruidos del ambiente.

- Su juego vocal, es monótono, carece de musicalidad y desaparece en el momento en que deberían a comenzar las palabras con significado.

- La atención está reconcentrada o extremadamente lábil, es decir, se distrae con demasiada facilidad.

- No comprende las indicaciones por más simples que éstas sean..

- No logra repetir frases, contar lo que le pasa ni mantener una conversación sencilla.




¿Cuál será el primer paso?


Ante la menor sospecha, consultar al especialista, que a través de estudios audiométricos , detectará el nivel de su capacidad auditiva.
Son diversas las técnicas que desde el momento del nacimiento del bebé son capaces de detectar cualquier problema auditivo, ellas nos permitirán tomar las medidas necesarias que facilitarán al niño la adquisición del lenguaje, dentro de los niveles de edad esperados..

Sabemos que estos mismos síntomas se presentan en otros trastornos del lenguaje que no tienen su origen en causas auditivas, de allí la importancia de realizar un diagnóstico lo antes posible, que evite los tratamientos inadecuados y la pérdida de tiempo.

El desarrollo del habla y del lenguaje dependen de la capacidad de oir, si el niño no escucha y no desarrollamos en él, habilidades auditivas, no será capaz de aprender ni reproducir los sonidos, no entenderá el significado de ellos y por lo tanto no podrá hablar.



¿Cómo lo ayudamos?


- Consultando con el especialista que evaluará la necesidad de equipar al niño con audífonos o estudiará la posibilidad de un implante coclear.

- Iniciando cuanto antes el tratamiento para desarrollar habilidades auditivas.

- Hablándole para que tome conciencia de que existen sonidos y lenguaje..

- Instándolo a leer los labios que le significará un gran apoyo en la adquisición del habla y el lenguaje, ya que la percepción auditiva se complementa y amplía a través del campo visual.

- Hablándole de frente, con palabras sencillas..

- No gritándole, hablándole despacio y claro, con un lenguaje melódico y aun ritmo adecuado.

- Y sobre todo, utilizando frases completas y no palabras sueltas.  

Mª Victoria Quintana Medina

Enlace: https://www.espaciologopedico.com/revista/articulo/210/ninos-con-deficit-auditivo-primeras-orientaciones.html